El organismo se piensa a sí mismo continuamente. Esa es su función. Para eso han evolucionado las neuronas. Repasa y actualiza toda la información disponible, buscando patrones, correlaciones, posibles causas. No al servicio de la veracidad, sino de la supervivencia. La intrahistoria, la memoria autobiográfica, se teje y desteje continuamente. Cuando dormimos, no hemos apagado la luz del cerebro, sino que este nos ha apagado la pantalla del ordenador.
Arturo Goicoechea. Sapiens, ma non troppo