Discutere deriva de quatere, sacudir, que era lo que los romanos hacían para comprobar que las raíces eran sólidas y es, en teoría, lo que nosotros deberíamos hacer con nuestras propias ideas.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Discutere deriva de quatere, sacudir, que era lo que los romanos hacían para comprobar que las raíces eran sólidas y es, en teoría, lo que nosotros deberíamos hacer con nuestras propias ideas.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Los ricos que basan su día a día en la opulencia, el despilfarro y la ostentación son los máximos enemigos del lujo; las gentes que bajo la infame excusa de la creatividad zozobran en una diletante marejada de estímulos, ingenios y novedades destruyen la posibilidad de todo éxtasis dionisíaco; los turistas impenitentes que reniegan por completo de la patria para vivir en una recolección planetaria de souvenirs y experiencias, son los más feroces verdugos del exotismo.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
La cuestión es: ¿puede hacernos gracia el humor ácido cuando viene avalado por el propio poder? Basta tirar del hilo para preguntarnos si algún día, rebasando un punto las ficciones de Orwell, dispondremos de un Ministerio del Humor.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Recordemos, antes que nada, que el humor es solo una técnica, una herramienta, un arma como otro cualquiera, cuyo efecto específico consiste en disolver, corroer y desmontar estructuras, y que por tanto, hablar de «humor corrosivo» es caer en una pura redundancia.
Cualquier poder que aspire a perpetuarse debe no ya reprimir o directamente eliminar a bufones, albardanes e impíos–como, diríamos, ocurriera en el pasado–, sino más bien generarlos en su seno, alimentarlos y distribuirlos correctamente para la implantación de su humor; un humor que recibirá todos los honores de Estado y cuya oficialidad no sofocará quizá todo conato de humor enemigo, pero sí al menos su temible propagación.
No sorprende, por tanto, que los actuales aficionados a la stand-up comedy tengan el rictus mortecino, pues con dicho humor ocurre más o menos lo mismo que con la felicidad: cuanto más tiempo le dedicas, menos hueco vas dejando para la alegría.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Por decirlo con Juan Carlos Buzón, antes dábamos las gracias por los alimentos que íbamos a comer, y ahora, en cambio, pedimos perdón por comérnoslos.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Poco importa dónde viaje uno, porque se encontrará con la misma gente, las mismas aficiones y las mismas opiniones. A lo largo del orbe civilizado, nuestros coetáneos se muestran preparados, listos y a las órdenes del juez de salida para incorporarse a la carrera de larga distancia que el mundo reserva a la ganadería de lo común.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Quien no sabe gobernarse pide ser gobernado.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
La tarea de nuestro tiempo es aprender a vivir en nuestros propios zapatos y mantenernos en pie.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
La anticipación y la expectación, males congénitos del sujeto intempestivo que se ve arrojado al futuro, son males ajenos a quien pisa fuerte en el sustrato del presente.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Perder el miedo a la muerte es condición necesaria para gozar de la existencia.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia