El problema, ahora, no es si debe haber principios que nos guíen, sino más bien si aún existe un conjunto de principios que puedan aplicarse en general y que, en caso de que lo queramos, podríamos seguir. ¿Dónde podemos aún encontrar una serie de preceptos que se configuren como una guía precisa en la solución de los problemas de nuestro tiempo? ¿Podemos encontrar una filosofía coherente capaz de ofrecer no sólo los fines morales sino también un método adecuado para alcanzarlos?
Friedrich A. Hayek. Individualismo: el verdadero y el falso