
Hay una indiscutible dignidad en la vida sencilla de la gente. ¿Acaso ganarse el pan cotidiano es un esfuerzo menor que la creación artística? Las tareas diarias del panadero, del mecánico, del médico… ¿tienen un contenido más despreciable que el de la creación cultural? La mediocridad reside en toda pretensión de excelencia que, sin embargo, no se desapega de la banalidad: la fama efímera, las teorías esnobs, la propaganda…
Josep Maria Esquirol. La resistencia íntima