Sin embargo, una de las más provechosas máximas de Goethe es esta: la felicidad es la limitación; ser feliz consiste en limitarse. Pero el hombre raramente se limita; aspira siempre a tener más. Según los poetas elegíacos antiguos, esta tendencia humana a la ilimitación es debida a que el hombre es un animal melancólico y triste, dominado constantemente por el tedio: de aquí que el hombre sea por afán de cambiar —para matar el tiempo— un constante destructor de su propia obra y de su propia vida. Porque a más querer más tristeza, a más deseo más dolor, a más posesión más destrucción. Mucho más triste que bailar en el propio pueblo es bailar en el pueblo de al lado.
Josep Pla. Viaje en autobús