Si me encuentro con un ser que me ofrece grandes posibilidades de crecimiento personal, siento entusiasmo, un gozo desbordante que supone la medida colmada de la alegría.
Alfonso López Quintás. La manipulación del hombre a través del lenguaje
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Si me encuentro con un ser que me ofrece grandes posibilidades de crecimiento personal, siento entusiasmo, un gozo desbordante que supone la medida colmada de la alegría.
Alfonso López Quintás. La manipulación del hombre a través del lenguaje
Si ejecutas la acción presente siguiendo la recta razón, celosamente, con firmeza, benevolencia y sin preocupación superflua, antes bien, conservando tu genio constantemente puro, como si debieras restituirlo al punto; si añadieres la condición de no esperar nada ni nada evitar, dándote por satisfecho con el trabajo presente conforme a la naturaleza y, en cuanto digas o propongas, con una sinceridad heroica, vivirás feliz. Y nadie podrá impedírtelo.
Marco Aurelio. Meditaciones
Tal me parecía ser la alegría del hombre, tanto en el País de los Duendes como en nuestra tierra. La felicidad depende de no hacer algo que puedes hacer en cualquier momento, y que, con frecuencia, no entiendes por qué no debes hacer.
G.K. Chesterton. La ética en el país de los duendes
Los cuentos dicen que las manzanas eran doradas, sólo para refrescarnos la fascinación de aquel momento olvidado en que descubrimos que eran verdes. Hablan de ríos donde corre el vino, sólo para recordarnos, por un instante feliz, que lo que corre es agua. He dicho antes que esto es totalmente razonable y nada crédulo. Pero en este punto prefiero el mayor grado de incredulidad; cuyo mejor nombre es la Ignorancia.
G.K. Chesterton. La ética en el país de los duendes
Hacer cualquier cosa, cavar un agujero en la tierra, plantar un repollo, golpear una marca, mover una lanzadera, trabajar un patrón, en una palabra, intentar producir cualquier efecto, y tener éxito, tiene algo que gratifica el amor al poder, y que lleva a buen puerto la actividad inquieta de la mente del hombre. La indolencia es un estado delicioso pero angustioso; debemos hacer algo para ser felices. La acción no es menos necesaria que el pensamiento en las tendencias instintivas de la estructura humana.
William Hazlitt. El Placer de Odiar y otros ensayos
En comparación con las uniones familiares, el Estado representa, sin lugar a dudas, una especie mucho más elevada, puesto que acoge a un mayor número de hombres que, en estrecha colaboración, tienen más capacidad a la hora de conquistar espacios naturales y de vencer a posibles enemigos. Convierte las casi ociosas ocupaciones de los hombres en estricto trabajo metódico y, por ende, acarrea una miseria indecible a innumerables generaciones venideras. A partir de este momento, todas ellas han de ganarse el pan con el sudor de su frente, ya que a los tiempos dorados de comunidades libres formadas por individuos que compartían la misma sangre siguió el puño de acero del dominio estatal. No obstante, el Estado, una vez concibe el trabajo en su más verdadero sentido, libera una fuerza que puede traer consigo una mayor prosperidad y felicidad para todos. Según las palabras de Schiller, el Estado destruye la débilmente instruida felicidad de los hombres cuando son pequeños con el objetivo de atraerlos por un camino de sufrimiento hacia la felicidad consciente de la madurez.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
Aprender a escuchar. Saber escuchar se considera una habilidad empresarial tan importante que los directores ejecutivos acuden a sesiones de formación para aprender a conseguirlo. Y no es fácil, porque escuchar debe ser un esfuerzo activo y no pasivo. En lugar de limitarse a escuchar a alguien, la escucha activa significa bloquear todo lo demás y prestar una atención brutal a lo que dice la otra persona. Nada hace más feliz a la gente que sentir que la escuchan y la ven de verdad.
Dan Lyons. Cállate: El poder de mantener la boca cerrada en un mundo de ruido incesante
La libertad de pensamiento (por tanto, por definición, de los malos pensamientos) ya no puede ser protegida. Esa libertad desaparecerá de la lista de los derechos del hombre el día en que se considere demostrado que toda libertad individual tiene efectos colectivos nocivos. “Habíamos olvidado que la felicidad pública se compone sólo de elementos de felicidad individual. Y se mataba la felicidad individual para crear la felicidad pública”, decía extrañado el diputado Courtois en su Informe de la Comisión encargada del examen de los papeles de Robespierre en 1795.
Philippe Muray. El Imperio del Bien
“No hay nada más divertido”, escribe Sade, “que la multiplicidad de leyes que elabora el hombre todos los días para llegar a ser dichoso, siendo así que no hay ni una de esas leyes que, por el contrario, no le quite una parcela de su felicidad”.
El timo del interés general y el chantaje del Bien público han traído una epidemia de derecho sin precedentes. ¡Se acabó la libertad para los amigos de la libertad! Es también Sade el que hace decir a Dolmancé en La filosofía en el tocador:
“Las leyes no están hechas para lo particular, sino para lo general, lo cual las sitúa en perpetua contradicción con el interés personal, puesto que el interés personal está siempre en contradicción con el interés general. Pero las leyes, buenas para la sociedad, son muy malas para el individuo que la compone”.
Philippe Muray. El Imperio del Bien
Nos hemos distanciado mucho del proceso de conocer, es decir, del proceso de descubrir nuestra propia conciencia y de lo que puede conseguir nuestra mente a través de “la felicidad del creador por su obra, ya sea esta grande o pequeña”.
Alain Deneault. Mediocracia