Hacer cualquier cosa, cavar un agujero en la tierra, plantar un repollo, golpear una marca, mover una lanzadera, trabajar un patrón, en una palabra, intentar producir cualquier efecto, y tener éxito, tiene algo que gratifica el amor al poder, y que lleva a buen puerto la actividad inquieta de la mente del hombre. La indolencia es un estado delicioso pero angustioso; debemos hacer algo para ser felices. La acción no es menos necesaria que el pensamiento en las tendencias instintivas de la estructura humana.
William Hazlitt. El Placer de Odiar y otros ensayos