Lo que no está en nosotros larvado o consciente, jamás nos lo darán palabras ajenas. Aquello que me hace distinto de todos los hombres, que antes de mí no estuvo en nadie, y que después de mí ya no será en humana forma, fatalmente ha de permanecer hermético. Yo lo sé, y, sin embargo, aspiro a exprimirlo dando a las palabras sobre el valor que todos le conceden, y sin contradecirlo, un valor emotivo engendrado por mí.
Ramón María del Valle-Inclán. La lámpara maravillosa