Las siguientes palabras de Goethe se postulan como verdad absoluta: «Has de crecer o caer, conquistar o rendirte, ser espada o pared».
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Las siguientes palabras de Goethe se postulan como verdad absoluta: «Has de crecer o caer, conquistar o rendirte, ser espada o pared».
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
Ratzel expone: La denominada «corte» de los monarcas tribales africanos o antiguos americanos se trata casi siempre de un consejo. Aunque encontramos las huellas del absolutismo también en aquellos pueblos de inferior grado, incluso donde el gobierno es republicano, la causa del absolutismo no se encuentra en la fuerza ni del Estado ni del monarca tribal, sino más bien en la debilidad moral del individuo, quien sucumbe sin oponer eficaz resistencia al poder ejercido sobre él.
Franz Oppenheimer. El Estado: Su historia y evolución desde el punto de vista sociológico
Aprender a callarse significa oponerse a un mundo que nos anima a hablar más, no menos.
Dan Lyons. Cállate: El poder de mantener la boca cerrada en un mundo de ruido incesante
No tienes derecho sino a hacer tu voluntad. Hazlo, y ningún otro dirá que no. Porque la voluntad pura, sin apego a los propósitos, liberada de la lujuria del resultado, es perfecta en todos los sentidos.
Boris Cyrulnik. Morirse de vergüenza
Por más que se niegue uno a creer en tal cosa, por más que se empeñe en no admitirla, no impedirá que quien se haya asomado más allá del borde del precipicio caiga hasta el fondo. Vallar un precipicio es cosa sensata y razonable; pretender que la caída sea imposible es una tontería como un piano de cola.
Aldous Huxley. Música en la noche
La libertad de pensamiento (por tanto, por definición, de los malos pensamientos) ya no puede ser protegida. Esa libertad desaparecerá de la lista de los derechos del hombre el día en que se considere demostrado que toda libertad individual tiene efectos colectivos nocivos. “Habíamos olvidado que la felicidad pública se compone sólo de elementos de felicidad individual. Y se mataba la felicidad individual para crear la felicidad pública”, decía extrañado el diputado Courtois en su Informe de la Comisión encargada del examen de los papeles de Robespierre en 1795.
Philippe Muray. El Imperio del Bien
Nunca creí ni una palabra de aquella propaganda sobre la “liberación de las costumbres”. Por el contrario, lo que veo reinar desde siempre y más que nunca para siempre es la búsqueda de la asexuación. El erotismo pareció triunfar, bajo diversas formas escritas o filmadas, sólo porque aparentemente era económicamente bastante rentable. Acabado a día de hoy, podemos volver a las cosas serias. El odio antisexual perpetuo muestra de nuevo sus signos feroces.
Philippe Muray. El Imperio del Bien
“No hay nada más divertido”, escribe Sade, “que la multiplicidad de leyes que elabora el hombre todos los días para llegar a ser dichoso, siendo así que no hay ni una de esas leyes que, por el contrario, no le quite una parcela de su felicidad”.
El timo del interés general y el chantaje del Bien público han traído una epidemia de derecho sin precedentes. ¡Se acabó la libertad para los amigos de la libertad! Es también Sade el que hace decir a Dolmancé en La filosofía en el tocador:
“Las leyes no están hechas para lo particular, sino para lo general, lo cual las sitúa en perpetua contradicción con el interés personal, puesto que el interés personal está siempre en contradicción con el interés general. Pero las leyes, buenas para la sociedad, son muy malas para el individuo que la compone”.
Philippe Muray. El Imperio del Bien
El individuo no debe dar cuenta de sus actos a la sociedad, si no interfieren para nada los intereses de ninguna otra persona más que la suya.
John Stuart Mill. Sobre la libertad
A menos que queramos adoptar la lógica de los perseguidores, y decir que nosotros podemos perseguir a los demás porque tenemos razón, y que ellos no deben perseguirnos porque están equivocados, sería necesario guardarnos bien de admitir un principio de cuya aplicación resultaría para nosotros mismos una injusticia tan grande.
John Stuart Mill. Sobre la libertad