El manzano no da frutos porque es bueno, simplermente le crecen las manzanas. Todo lo bello que nace en ti no es para ti, es para los otros.
Alejandro Jodorowsky
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
El manzano no da frutos porque es bueno, simplermente le crecen las manzanas. Todo lo bello que nace en ti no es para ti, es para los otros.
Alejandro Jodorowsky
No solo hemos perdido el cielo, sino el mundo subterráneo. Nadie adora hoy a los dioses telúricos, nadie recuerda a Baubo, la Gran Madre Ctónica y a sus hijos, Dáctilos y Curetes, quienes cuidaron a Zeus infante y lo escondieron del hambre de Cronos para luego parir una infinita progenie de monstruos, quimeras, gorgonas y sirenas. Dioses de la tumba y la abundancia, encarnan nuestros impulsos más oscuros e inconscientes y son el sustrato del que brota toda la vida. Ya no hay espacio para ellos en esta era de luz.
Benjamín Labatut. Después de la luz
Hay algo impresionante en las leyes básicas de los cristales. No son en ningún sentido un descubrimiento de la mente humana; simplemente ‘son’, existen de manera bastante independiente de nosotros. Lo máximo que el hombre puede hacer es tomar conciencia, de una manera momento de claridad, que están ahí, y tomar conciencia de ellos.
Maurits C. Escher
Encontrar a la vida un significado yoico es hacer algo en la vida, y hasta cierto punto, es acertado. Pero trascender el ego supera ese tipo de significados…, apunta a un significado que no es tanto de hacer como de ser. Como dijo Cummings: «Si puedes ser, sé. Si no, levanta el ánimo y ocúpate de asuntos ajenos, haz y deshaz cosas de otros hasta que revientes».
Ken Wilber. La conciencia sin fronteras
Aceptar lo involuntario como parte de uno mismo no quiere decir que uno pueda controlarlo. No podemos hacer que nos crezca el pelo más rápido, que el vientre no nos haga ruido o que la sangre nos circule en sentido inverso. Pero al comprender que estos procesos forman parte de nosotros mismos tanto como los voluntarios, uno renuncia a ese programa crónico, pero estéril, de hacerse cargo de la creación, de manipularlo todo obsesivamente y sentirse obligado a controlarlo: uno mismo y su mundo.
Paradójicamente, entenderlo así aporta una sensación de libertad más amplia. El voluntarioso ego puede ocuparse conscientemente de un máximo de dos o tres cosas al mismo tiempo. Sin embargo, y sin la menor duda del ego, en este momento el organismo total está coordinando millones de procesos simultáneamente, desde las complejidades de la digestión a las de la transmisión neutral, sin hablar de la coordinación de la información conceptual.
Esto requiere una sabiduría infinitamente mayor que las tretas superficiales de las que tanto se enorgullece el ego. Cuanto más capacitados estamos para apoyarnos en el centauro, más capaces somos de asentar nuestra vida en este vasto almacén natural de prudencia y libertad.
Ken Wilber. La conciencia sin fronteras
El sabio encuentra motivos para ser feliz con todo; el ignorante no se satisface con nada.
Jacobo Gringberg Zylberbaum. Fluir en el sin yo
Más allá de las ideas sobre el bien y el mal existe un campo. Allí te esperaré.
Rumi
Para ver el mundo en un grano de arena, y el Cielo en una flor silvestre, abarca el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora.
William Blake
Todos tenemos nuestro lado oscuro. Pero «lado oscuro» no significa «lado malo», sino tan sólo que todos tenemos una cierta medida de perversión (« Algo de ratero en el fondo de nuestro corazón») y si nos damos cuenta de su presencia y la aceptamos, la vida es mucho más sabrosa. Según la tradición hebrea, el propio Dios puso desde el principio esta tendencia desviante, caprichosa o perversa en todos los seres humanos, tal vez para que la humanidad no se muriese de aburrimiento.
Ken Wilber. La conciencia sin fronteras
Alma mía, que gimes por asomarte fuera de la cárcel obscura, enlaza en un acorde tus emociones, perpetúalas en un círculo y tendrás la clave de los enigmas. Descubre la norma de amor o de quietud que te haga centro, y tocarás con las alas el Infinito. Pon en todas tus horas un enlace místico, y en la que llega vierte todo el contenido de la hora anterior, tal como el vino añejo del ánfora pequeña se trasiega en otra más capaz y se junta con el de las nuevas vendimias.
Para romper tu cárcel de barro, colócate fuera de los sentidos, y haz por comprender el misterio de las horas, por persuadirte de que no fluyen y que siempre perdura el mismo momento. Que sean tus emociones como los círculos abiertos por la piedra en el cristal del agua, y que en la última se contenga toda tu Vida.
Ramón María del Valle-Inclán. La lámpara maravillosa