Lo más triste de todo es que solemos comprar la consecuencia a precio de la sinceridad, y que a trueque de aparecer ante los demás como les hicimos esperar que apareceríamos, nos hacemos traición a nosotros mismos. Ser consecuente suele significar las más de las veces ser hipócrita. Y esto llega a envenenar las fuentes mismas de la vida moral íntima.
Miguel de Unamuno. En torno al casticismo: y otros ensayos