Skip to content
Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Autor: Alan Watts

Anhelamos la distracción

Posted on

Cuando creer en lo eterno resulta imposible, y sólo queda el pobre sustituto de creer en la creencia, los hombres buscan su felicidad en las alegrías temporales. Por mucho que traten de ocultarlo en las profundidades de sus mentes, son bien conscientes de que tales alegrías son inciertas y breves, y esto tiene dos resultados. Por un lado, existe la ansiedad de que uno pueda perderse algo, de modo que la mente se agita nerviosa y codiciosamente, revolotea de un placer a otro, sin encontrar reposo y satisfacción en ninguno. Por otro lado, la frustración de tener siempre que perseguir un bien futuro en un mañana que nunca llega, y en un mundo en el que todo debe desintegrarse, hace que los hombres adopten la actitud de «al fin y al cabo, ¿para qué sirve?».

En consecuencia, nuestro tiempo es una era de frustración, ansiedad, agitación y adicción a los narcóticos. De alguna manera hemos de aferrarnos a lo que podamos mientras podamos, e ignorar el hecho de que todo es fútil y carente de sentido. A esta manera de narcotizarse la llamamos nuestro alto nivel de vida, una estimulación violenta y compleja de los sentidos, que nos hace progresivamente menos sensibles y, así, necesitados de una estimulación aún más violenta. Anhelamos la distracción, un panorama de visiones, sonidos, emociones y excitaciones en el que debe amontonarse la mayor cantidad de cosas posible en el tiempo más breve posible. 

Alan Watts. La Sabiduría de la inseguridad

Las cosas verdaderas cambian

Posted on

Lo que hemos olvidado es que los pensamientos y las palabras son convenciones, y que es fatal tomar las convenciones con una seriedad excesiva. Una convención es una conveniencia social, como, por ejemplo, el dinero. El dinero nos libra de los inconvenientes del trueque pero es absurdo tomar el dinero demasiado seriamente, confundirlo con la auténtica riqueza, puesto que no sirve en absoluto para comer o para vestirse con él. El dinero es más o menos estático, puesto que el oro, la plata, el papel moneda o un saldo bancario pueden «permanecer quietos» durante largo tiempo. Pero la auténtica riqueza, como la comida, es perecedera.

Así, una comunidad puede poseer todo el oro del mundo, pero si no cuida de sus cosechas se morirá de hambre. De un modo algo parecido, los pensamientos, las ideas y las palabras son «monedas» que sustituyen a las cosas reales. No son esas cosas, y aunque las representan, en muchos aspectos no se corresponden en absoluto. Con los pensamientos y las cosas ocurre lo mismo que con el dinero y la riqueza: las ideas y las palabras están más o menos fijadas, mientras que las cosas verdaderas cambian.

Alan Watts. La Sabiduría de la inseguridad

Una cosa distinta a la vida

Posted on

Parte de la frustración del hombre se debe a que se ha acostumbrado a esperar que el lenguaje y el pensamiento ofrezcan explicaciones que no pueden darle. Querer que la vida sea «inteligible» en este sentido es querer que sea una cosa distinta a la vida, es preferir el hombre que corre en la película al hombre real. Sentir que la vida carece de sentido a menos que «Yo» pueda ser permanente, es como haberse enamorado desesperadamente de un centímetro.

Alan Watts. La Sabiduría de la inseguridad

No comprenden el problema

Posted on

«¿Qué vamos a hacer al respecto?» es una pregunta que sólo formulan quienes no comprenden el problema. Si un problema puede resolverse, comprenderlo y saber qué hacer al respecto son una y la misma cosa. Por otro lado, hacer algo con respecto a un problema que uno no comprende es como tratar de eliminar la oscuridad apartándola con las manos. Cuando se hace la luz, la oscuridad se desvanece de inmediato.

Alan Watts. La Sabiduría de la inseguridad

No existe la seguridad

Posted on

Sabemos que preocuparnos es fútil, pero seguimos haciéndolo porque el hecho de llamarlo fútil no lo impide. Nos preocupamos porque nos sentimos inseguros y queremos la seguridad. Sin embargo, es perfectamente inútil decir que no deberíamos querer la seguridad. Aplicar insultos a un deseo no sirve para librarse de él. Lo que hemos de descubrir es que no existe la seguridad, que buscarla es doloroso y que cuando imaginamos haberla encontrado, no nos gusta.

En otras palabras, si podemos comprender realmente lo que buscamos –que la seguridad es aislamiento y lo que nos hacemos a nosotros mismos cuando la buscamos– veremos que no la queremos en absoluto. Nadie tiene que decirnos que no hemos de retener el aliento durante diez minutos. Sabemos que no nos es posible hacerlo y que el intento sería de lo más desagradable.

Alan Watts. La Sabiduría de la inseguridad

Comernos la boca en vez del pan

Posted on

Si existe algún problema, es el de ver que en este instante usted carece de un «yo» que entregar. Es completamente libre de hacer esto en cualquier momento, y nada se lo impide. Esta es su libertad. Pero no somos libres para mejorarnos, para entregarnos, para abrirnos a la gracia, pues toda esa división mental es la negativa y la posposición de nuestra libertad. Es como tratar de comernos la boca en vez del pan.

Alan Watts. La Sabiduría de la inseguridad

Volvemos a ser como niños

Posted on

El polvo sobre los estantes ha llegado a ser tan misterioso como los astros más distantes; sabemos lo suficiente de ambos para saber que no sabemos nada. El físico Eddington está muy próximo a los místicos, no por los vuelos más airosos de su fantasía, sino cuando dice sencillamente: «Algo desconocido está haciendo no sabemos qué». En semejante confesión el pensamiento ha trazado el círculo completo, y volvemos a ser como niños.

Alan Watts. La Sabiduría de la inseguridad

No hace falta un llovedor

Posted on

No podemos hablar de «conocimiento» sin dar por sentado que existe algún «alguien» o «algo» que conoce, sin comprender que no se trata más que de una convención gramatical. La suposición de que el conocimiento exige un conocedor no se basa en una regla existencial sino en una regla lingüística que se vuelve obvia cuando consideramos que para que llueva no hace falta un llovedor y para que se nuble no hace falta un nublador.

Alan Watts. El camino del Tao

Entradas recientes

  • Una visión del mundo en pasado
  • Acercarse al presente como una tarea
  • Representación, no réplica
  • Una criatura de su propia máquina
  • El mito de la objetividad

Autores

TEMAS

Alma Amor Aprender Conciencia Desear Estoicismo Hacer Humanidad Identidad Individualidad Lenguaje Libertad Moral Mundo Pensar Propósito Relaciones Sociedad Trabajo Verdad Vida Éxito

Contacto
Política de privacidad
Política de cookies
©2025 Así se aprende | WordPress Theme by SuperbThemes