De ahí que, cuando en un período tardío ha surgido la distinción entre religión y superstición, nos encontramos con que el sacrificio y la oración son el recurso de la parte piadosa e ilustrada de la comunidad, mientras que la magia es el refugio de los supersticiosos e ignorantes. Pero cuando, aún más tarde, la concepción de las fuerzas elementales como agentes personales va cediendo paso al reconocimiento de la ley natural; entonces la magia, basada como está implícitamente en la idea de una secuencia necesaria e invariable de causa y efecto, independiente de la voluntad personal, reaparece de la oscuridad y el descrédito en que había caído, y al investigar las secuencias causales en la naturaleza, prepara directamente el camino para la ciencia. La alquimia conduce a la química.
James George Frazer. La rama dorada, estudio de religión comparada