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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

El amor como anestesia

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Los seres humanos sienten tan profundamente la necesidad de amar que actuar como lobos necesariamente les causa sentimientos de culpa. Nuestra supuesta creencia en el amor nos anestesia en cierto grado el dolor del sentimiento de culpa inconsciente por no sentir amor.

Erich Fromm. Tener o ser

La falta de gozo

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El placer del hedonismo radical, la satisfacción de nuevos deseos, los placeres de la sociedad contemporánea producen distintos grados de excitación , pero no alegría . De hecho, la falta de gozo obliga a buscar placeres siempre nuevos, cada vez más excitantes.

Erich Fromm. Tener o ser

El espíritu de codicia

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La lucha de clases quizá podría volverse menos violenta, pero no podrá desaparecer mientras la codicia domine el corazón humano. La idea de una sociedad sin clases en un llamado mundo socialista lleno del espíritu de codicia es una idea tan ilusoria (y peligrosa) como la paz permanente entre naciones codiciosas.

Erich Fromm. Tener o ser

Mi falta de fe en la vida

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La única amenaza a mi seguridad de ser está en mí mismo: en mi falta de fe en la vida y en mis poderes productivos, en mis tendencias regresivas; en mi pereza interior y en la disposición a que otros se apoderen de mi vida; pero estos peligros no son inherentes al ser, como el peligro de perder las cosas es inherente al tener.

Erich Fromm. Tener o ser

El peligro de fracasar

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No avanzar, permanecer donde estamos, retroceder, en otras palabras, apoyarnos en lo que tenemos, es muy tentador, porque sabemos lo que tenemos; podemos aferrarnos y sentirnos seguros en ello. Sentimos miedo, y en consecuencia evitamos dar un paso hacia lo desconocido, hacia lo incierto; porque, desde luego, aunque dar un paso no nos parece peligroso después de darlo, antes de hacerlo nos parecen muy peligrosos los aspectos desconocidos, y por ello nos causan temor. Solo lo viejo, lo conocido, es seguro, o por lo menos así parece. Cada paso nuevo encierra el peligro de fracasar, y esta es una de las razones por las que se teme a la libertad.

Erich Fromm. Tener o ser

La unión con los otros

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Esta necesidad humana de unión con los otros se satisface de muchas maneras: en la unión simbiótica con la madre, con un ídolo, con la tribu, con la nación, con la clase, con la religión, con la fraternidad, con la organización profesional. Desde luego, a menudo estos vínculos se combinan y a menudo adoptan una forma de éxtasis, como entre los miembros de ciertas sectas religiosas o en la multitud que se dispone a linchar a alguien, o en los estallidos de histeria nacional en caso de guerra.

Erich Fromm. Tener o ser

Lo que está reprimido

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Nuestras motivaciones, ideas y creencias conscientes son una mezcla de información falsa, prejuicios, pasiones irracionales y racionalizaciones, en que fragmentos de la verdad flotan y ofrecen la seguridad, aunque falsa, de que toda la mezcla es genuina y verdadera. El proceso del pensamiento intenta organizar este cultivo de ilusiones de acuerdo con las leyes de la lógica y la credibilidad. Se supone que este nivel de la conciencia refleja la realidad; es el mapa que usamos para organizar nuestra vida. Este mapa falso no está reprimido; lo que está reprimido es el conocimiento de la realidad, el conocimiento de la verdad. 

Erich Fromm. Tener o ser

Las personas se transforman en cosas

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Las personas se transforman en cosas; sus relaciones mutuas adquieren el carácter de propiedades. El “individualismo”, que en su sentido positivo significa liberarse de las cadenas sociales, en su sentido negativo significa “ser propietario de sí mismo”, tener el derecho (y la obligación) de gastar nuestras energías en alcanzar el éxito personal. (…) (…) Consideramos el yo como algo que poseemos, Y esta “cosa” es la base de nuestro sentimiento de identidad.

Erich Fromm. Tener o ser

El deseo y la habilidad de hacer sufrir

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La necesidad básica de fundirse con otra persona para trascender de ese modo la prisión de la propia separatidad se vincula, de modo íntimo, con otro deseo específicamente humano, el de conocer el «secreto del hombre». Si bien la vida en sus aspectos meramente biológicos es un milagro y un secreto, el hombre, en sus aspectos humanos, es un impenetrable secreto para sí mismo —y para sus semejantes—. Nos conocemos y, a pesar de todos los esfuerzos que podamos realizar, no nos conocemos. Conocemos a nuestros semejantes y, sin embargo, no los conocemos, porque no somos una cosa, y tampoco lo son nuestros semejantes.

Cuanto más avanzamos hacia las profundidades de nuestro ser, o el ser de los otros, más nos elude la meta del conocimiento. Sin embargo, no podemos dejar de sentir el deseo de penetrar en el secreto del alma humana, en el núcleo más profundo que es «él». Hay una manera, una manera desesperada, de conocer el secreto: es el poder absoluto sobre otra persona; el poder que le hace hacer lo que queremos, sentir lo que queremos, pensar lo que queremos; que la transforma en una cosa, nuestra cosa, nuestra posesión. El grado más intenso de ese intento de conocer consiste en los extremos del sadismo, el deseo y la habilidad de hacer sufrir a un ser humano, de torturarlo, de obligarlo a traicionar su secreto en su sufrimiento. En ese anhelo de penetrar en el secreto del hombre, y por lo tanto, en el nuestro, reside una motivación esencial de la profundidad y la intensidad de la crueldad y la destructividad.

Erich Fromm. El arte de amar

El matrimonio se transforma

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Durante el noviazgo nadie está seguro todavía de su pareja, pero cada uno trata de conquistar al otro. Ambos son vitales, atractivos, interesantes, y hasta bellos, ya que la vitalidad embellece el rostro. Ninguno tiene al otro; por consiguiente las energías de ambos están dirigidas a ser , es decir, a dar y a estimular al otro. En el matrimonio, la situación con frecuencia cambia fundamentalmente. El acta matrimonial le da a cada esposo la posesión exclusiva del cuerpo, de los sentimientos y de las atenciones del otro. Ninguno de los dos debe conquistar, porque el amor se ha convertido en algo que se tiene , en una propiedad. Los esposos dejan de esforzarse por ser amables y dar amor, por ello se aburren, y su belleza desaparece. Se sienten desilusionados y confundidos. ¿Ya no son las mismas personas? ¿Cometieron un error al casarse?

Cada cónyuge generalmente busca en el otro la causa del cambio, y ambos se sienten defraudados, pero no advierten que ya no son los mismos que cuando se amaban; que el error de creer que se puede tener amor, ha hecho que dejen de amarse. En vez de amarse, llegan a un acuerdo para compartir lo que tienen: el dinero, la posición social, la casa, los hijos. Por ello, en algunos casos el matrimonio que se inicia con amor, se transforma en una asociación amistosa, en una empresa en la que dos egotismos se reúnen en uno solo: el de “la familia”. 

Erich Fromm. Tener o ser

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