Lo que ata más vivamente al corazón humano no es la posesión pacífica de un objeto precioso, sino el deseo imperfectamente satisfecho de poseerlo y el temor incesante de perderlo.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Lo que ata más vivamente al corazón humano no es la posesión pacífica de un objeto precioso, sino el deseo imperfectamente satisfecho de poseerlo y el temor incesante de perderlo.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
A mi alrededor solo veo personas que parecen querer enseñar cada día a sus contemporáneos, con la palabra y con el ejemplo, que lo útil nunca es deshonesto. ¿No descubriré, finalmente, alguien que intente hacerles entender cómo lo honesto puede ser útil?
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
La igualdad pone los hombres los unos al lado de los otros, sin ningún vínculo común que los mantenga juntos. El despotismo alza barreras entre ellos y los separa. Los dispone a no pensar en sus semejantes y convierte en una especie de virtud pública la indiferencia.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
Un escritor democrático dirá de buen grado de una manera abstracta las capacidades en lugar de los hombres capaces, y sin entrar en el detalle de las cosas a las que se aplica esta capacidad. Hablará de las actualidades para describir de una sola vez las cosas que ocurren en ese momento delante de sus ojos, y utilizará eventualidades para abrazar todo lo que puede pasar en el universo a partir del momento en que habla.
Los escritores democráticos crean constantemente palabras abstractas de este tipo, o cogen en un sentido cada vez más abstracto las palabras abstractas de la lengua. Además, para hacer el discurso más rápido, personifican el objeto de estas palabras abstractas y lo hacen actuar como un individuo real. Dirán que «la fuerza de las cosas quiere que las capacidades gobiernen».
No puedo hacer nada mejor que ilustrar mi pensamiento con mi propio ejemplo: Yo he hecho uso a menudo de la palabra igualdad en un sentido absoluto; además, he personificado la igualdad en varios lugares, y así he llegado a decir que la igualdad hacía ciertas cosas, o se abstenía de hacer ciertas otras. Se puede afirmar que los hombres del siglo de Luis XIV no habrían hablado de esta manera; a ninguno de ellos les habría pasado por la cabeza usar la palabra igualdad sin aplicarla a algo particular, habrían renunciado a usarla antes que aceptar convertir la igualdad en una persona viva.
Estas palabras abstractas que llenan las lenguas democráticas, y de que se hace uso en todo momento sin vincularlas a ningún hecho particular, ensanchan y empañan el pensamiento; hacen la expresión más rápida y la idea menos nítida. Pero, en materia de lengua, los pueblos democráticos prefieren la oscuridad que el esfuerzo.
Así, pues, los hombres que viven en los países democráticos tienen a menudo pensamientos vacilantes; necesitan expresiones muy largas para contenerlos. Como nunca saben si la idea que expresan hoy convendrá a la situación nueva que tendrán mañana, conciben naturalmente un gusto por los términos abstractos. Una palabra abstracta es como una caja de doble fondo: uno mete las ideas que quiere, y las saca sin que lo vea nadie.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
En estos pueblos, es la mayoría quien hace la ley en materia de lengua, como en todo lo demás. Su espíritu se revela aquí como en todas partes. Ahora, la mayoría está más ocupada en los negocios que en los estudios, en los intereses políticos y comerciales que en las especulaciones filosóficas o las buenas letras. La mayor parte de estas palabras creadas o admitidas por ella llevarán la huella de estos hábitos; servirán principalmente para expresar las necesidades de la industria, las pasiones de los partidos o los detalles de la administración pública. La lengua se extenderá constantemente por esta parte, mientras que, en cambio, abandonará despacio el terreno de la metafísica o de la teología.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
No creo que el efecto necesario del estado social democrático y de las instituciones democráticas sea disminuir el número de los hombres que cultivan las bellas artes; pero estas causas influyen poderosamente sobre la manera en que son cultivadas. Como la mayor parte de los que ya habían cogido el gusto por las bellas artes se convierten en pobres, y, por otra parte, muchos de los que no son aún ricos empiezan a concebir, por imitación, el gusto por las bellas artes, la cantidad de consumidores en general crece, y los consumidores muy ricos y muy refinados pasan a ser algo más raro. Entonces ocurre en las bellas artes algo análogo a lo que ya había mostrado cuando he hablado de las artes útiles. Multiplican sus obras y disminuyen el mérito de cada una …
Los pintores del Renacimiento buscaban de ordinario grandes temas por encima de ellos o lejos de su tiempo que dejaran a su imaginación una amplia extensión. Nuestros pintores dedican a menudo su talento a reproducir los detalles de la vida privada que tienen siempre delante, y copian de todos lados pequeños objetos de los que hay una buena cantidad de originales en la naturaleza.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
Por otra parte, siempre hay en las democracias un gran número de hombres con una fortuna que crece, pero con deseos que crecen mucho más deprisa que la fortuna, y que se comen con los ojos los bienes que ésta les promete mucho antes de que los dé. Estos buscan por todos lados abrirse caminos más cortos hacia estos goces próximos.
De la combinación de estas dos causas resulta que siempre hay en las democracias una multitud de ciudadanos con necesidades por encima de los recursos y que de buen grado accederían a satisfacer de manera incompleta antes que renunciar absolutamente al objeto codiciado. El trabajador entiende fácilmente estas pasiones, porque él mismo las comparte. En las aristocracias, intentaba vender sus productos muy caros a unos cuantos; ahora entiende que habría un medio más expeditivo de enriquecerse: venderlos baratos a todo el mundo…
Cuando solo los ricos tenían relojes, casi todos eran excelentes. Ahora apenas se hacen que no sean mediocres, pero todo el mundo tiene. Así, la democracia no solo tiende a dirigir el espíritu humano hacia las artes útiles; lleva los artesanos a hacer muy rápidamente muchas cosas imperfectas, y al consumidor a contentarse con estas cosas.
Alexis de Tocqueville. La democracia en América
Aun recorriendo todo camino, no llegarás a encontrar, en tu marcha, los límites del alma.
Heráclito de Éfeso
En cada parcela de naturaleza hay siempre alguna maravilla.
Aristóteles. Las partes de los animales
Es mejor ser gobernados por leyes que por excelentes gobernantes, porque las leyes no están sujetas a las pasiones, mientras que los hombres, por muy excelentes que sean, pueden incurrir en ellas.
Aristóteles. Política