—Ya es hora de que el hombre se señale a sí mismo una meta. Hora es ya de que el hombre siembre la semilla de su más alta esperanza. Todavía su suelo es bastante fértil. Pero llegará el día en que este suelo se convertirá en pobre y estéril y ningún árbol frondoso podrá crecer en él. ¡Infeliz de él! Se acerca el tiempo en que el hombre no arrojará por encima de los hombros la flecha de su deseo, en que la cuerda de su arco no sabrá ya vibrar. Yo os digo: es preciso llevar dentro de uno mismo un caos para poder poner en el mundo una estrella. Yo os digo: lleváis en vosotros un caos. ¡Infeliz de él!
Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratrusta