Así como el hombre no está hecho para ser juguete de una naturaleza ciega, tampoco está hecho para ser juguete de las colectividades ciegas que forma con sus semejantes. Pero, para dejar de estar librado a la sociedad tan pasivamente como una gota de agua en el mar, sería necesario que pudiera conocerla y actuar sobre ella.
En todos los terrenos, es verdad, las fuerzas colectivas rebasan infinitamente las fuerzas individuales, y así, es tan difícil concebir un individuo que disponga siquiera de una porción de la vida colectiva como imaginar que una línea se prolonga por la adición de un punto. Al menos en apariencia, pero en realidad hay una excepción, y una sola: el dominio del pensamiento.
Simone Weil. Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social