Somos ruines, porque somos terriblemente cobardes. Nunca perdonamos a los demás, porque sabemos que nosotros también erramos. Protegemos parcialmente nuestra consciencia, porque tenemos miedo de expresar la verdad a los demás; nos refugiamos en el orgullo, porque tememos igualmente decirnos la verdad a nosotros mismos. ¡Cómo vamos a tomar en serio al mundo, siendo este tan ridículo!
Kakuzo Okakura. El libro del té