Persuádate, pues, que todo estado es mudable, y que lo que ves en otros puede suceder en ti.
Séneca. De la tranquilidad del ánimo
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No seguir el rebaño
Nada importa, pues, más que no seguir, como ovejas, el rebaño de los que nos preceden, yendo así, no a donde hay que ir, sino a donde se va. Y ciertamente nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por…
La culpa no está en los lugares
Por ser muy propio de enfermos no durar mucho en un estado, tomando por remedio las mudanzas. De aquí nace el hacerse vagas peregrinaciones y el navegar remotos mares haciendo, ya en el agua y ya en la tierra, experiencia de la enemiga liviandad. Unas veces decimos que queremos ir…
Decirse la verdad
¿Quién hay que tenga valor para decirse la verdad a sí mismo? ¿Quién es el que, metido entre la multitud de aduladores, no se lisonjeó? Séneca. De la tranquilidad del ánimo