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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Frases de Conciencia

Algo que no puede ser encarcelado

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Nuestros delincuentes son personas que no pueden –o no quieren– crear oro utilizando los mismos procedimientos que la mayoría hemos decidido que son los correctos. Son aquellos que nos venden cosas que pretendemos no desear: cocaína, sexo, estéreos, bicicletas y automóviles «a precios casi regalados». Son aquéllos que están desesperados por su fracaso para alcanzar el «oro» siguiendo los criterios que los demás consideramos adecuados y viven explotando los reinos ocultos de la naturaleza humana que la mayoría negamos hipócritamente. De este modo, creemos erróneamente que al eliminar a los delincuentes nos libraremos también de nuestros propios vicios. Pero esta alternativa es imposible porque lamentablemente ignoramos que nuestros vicios encierran algo esencial para la naturaleza humana, algo que no puede ser encarcelado, abandonado o sacrificado sino que debe ser asumido, comprendido y trabajado alquímicamente.

Jerry Fyerkenstad. Encuentro con la sombra

Yo no quiero comodidad

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Atreverse a exponer lo que es mortal e inseguro al azar, la muerte y el peligro, aunque solo sea por una cáscara de huevo… ¿No hay algo en esto? —preguntó el Salvaje, mirando a Mustafá Mond—. Dejando aparte a Dios, aunque, desde luego, Dios sería una razón para obrar así. ¿No tiene su hechizo el vivir peligrosamente? —Ya lo creo —contestó el Interventor—. De vez en cuando hay que estimular las glándulas suprarrenales de hombres y mujeres. —¿Cómo? —preguntó el Salvaje, sin comprender. —Es una de las condiciones para la salud perfecta. Por esto hemos impuesto como obligatorios los tratamientos de S.P.V. —¿S.P.V.? —Sucedáneo de Pasión Violenta. Regularmente una vez al mes. Inundamos el organismo con adrenalina. Es un equivalente fisiológico completo del temor y la ira. Todos los efectos tónicos que produce asesinar a Desdémona o ser asesinado por Otelo, sin ninguno de sus inconvenientes. —Es que a mí me gustan los inconvenientes. —A nosotros, no —dijo el Interventor—. Preferimos hacer las cosas con comodidad. —Pues yo no quiero comodidad. Yo quiero a Dios, quiero poesía, quiero peligro real, quiero libertad, quiero bondad, quiero pecado. —En suma —dijo Mustafá Mond—, usted reclama el derecho a ser desgraciado. —Muy bien, de acuerdo —dijo el Salvaje, en tono de reto—. Reclamo el derecho a ser desgraciado. —Esto, sin hablar del derecho a envejecer, a volverse feo e impotente, el derecho a tener sífilis y cáncer, el derecho a pasar hambre, el derecho a ser piojoso, el derecho a vivir en el temor constante de lo que pueda ocurrir mañana; el derecho a pillar un tifus; el derecho a ser atormentado. Siguió un largo silencio. —Reclamo todos estos derechos —concluyó el Salvaje. Mustafá Mond se encogió de hombros. —Están a su disposición —dijo. 

Aldous Huxley. Un mundo feliz

La duda de elegir

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Todo aumento en el conocimiento y en las capacidades humanas complica la vida moral, porque nos impone la duda de elegir: entre aplicar lo que sabemos o abstenernos de ello.

Jean Rostand

Comenzar a entender

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Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender.

José Ortega y Gasset

El mito de la objetividad

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Cuando descubrí el mito de la objetividad en algunos pensadores modernos, me enojé. Así que para estas personas solo había un mundo, el mismo para todos. Y todos los demás mundos debían ser considerados ilusiones dejadas del pasado. ¿O por qué no llamarlas por su nombre: alucinaciones? Había aprendido cuán equivocados estaban. Por mi propia experiencia sabía muy bien que era suficiente tomar de un hombre un recuerdo por aquí, una asociación por allá, para privarlo del oído o de la vista, para que el mundo sufriera una transformación inmediata y para que otro mundo, totalmente diferente, pero totalmente coherente, naciera. ¿Otro mundo? En realidad, no. El mismo mundo, pero visto desde otro ángulo, y medido con nuevas medidas. Cuando esto sucedió, todas las jerarquías que denominaban objetivas fueron invertidas, desparramadas a los cuatro vientos, como si fueran caprichos. 

Jacques Lusseyran. Ce que l’on voit sans les yeux

No hay hombre tan salvaje

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No hay hombre por “salvaje” y “primitivo” que sea, que actúe contra sus propios instintos, u obedezca “sin saberlo” una ley que astutamente se siente inclinado a eludir o voluntariamente a desafiar; o que actúe espontáneamente en forma contraria a todos sus apetitos e inclinaciones.

Bronisław Malinowski. Crimen y costumbre en la sociedad salvaje

El hombre es un ítem en un banco de datos

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Todos los individuos, deseos y satisfacciones están copresentes en la era de la comunicación. Pero los bancos de computación disuelven la imagen humana. Cuando todos los bancos de datos se unen en un todo alternativo, toda nuestra cultura occidental se derrumbará. Visualicen un anfibio con su caparazón por dentro y sus órganos por fuera. El hombre electrónico usa su cerebro fuera del cráneo y su sistema nervioso encima de su piel. Una criatura así tiene mal genio, evitando la violencia abierta. Es como una araña expuesta agazapada en una telaraña, resonando con todas las demás arañas. Pero el hombre no es carne y sangre; es un ítem en un banco de datos, efímero, fácilmente olvidable y resentido por este hecho.

Marshall McLuhan. La aldea global

Somos terriblemente cobardes

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Somos ruines, porque somos terriblemente cobardes. Nunca perdonamos a los demás, porque sabemos que nosotros también erramos. Protegemos parcialmente nuestra consciencia, porque tenemos miedo de expresar la verdad a los demás; nos refugiamos en el orgullo, porque tememos igualmente decirnos la verdad a nosotros mismos. ¡Cómo vamos a tomar en serio al mundo, siendo este tan ridículo! 

Kakuzo Okakura. El libro del té

La falta de arte

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Decimos que la era actual carece de arte, ¿y quién es el responsable? Sin duda, es una vergüenza el que prestemos tan poca atención a nuestras propias posibilidades, a pesar de nuestras alabanzas a los antiguos.

Kakuzo Okakura. El libro del té

Silenciar el diálogo interior

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El diálogo interior es lo que mantiene a las personas en el mundo ordinario. El mundo es esto o aquello porque nos decimos a nosotros mismos que es esto o aquello. Las puertas del mundo de los chamanes se abren una vez que el guerrero ha aprendido a silenciar su diálogo interior.

Carlos Castaneda. The wheel of time

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