La resistencia a la masa organizada solo podrá oponerla el hombre que esté tan bien organizado en su individualidad como la misma masa.
Carl Gustav Jung. El secreto de la flor de oro
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
La resistencia a la masa organizada solo podrá oponerla el hombre que esté tan bien organizado en su individualidad como la misma masa.
Carl Gustav Jung. El secreto de la flor de oro
La Inquisición, guiada desde su fundación, en 1233, por los inflexibles intelectos de la orden de los dominicos, había desarrollado las técnicas que atormentarían a las católicas Europa y Latinoamérica durante los siglos venideros y, andando el tiempo, proporcionarían el modelo del reciente control totalitario de la conciencia individual.
Stephen O’Shea. Los cátaros: la herejía perfecta
Es para mí tan grande la tentación de hacer de todo una meta y un método, que premeditadamente, para no prejuzgar nada, me expreso de modo muy abstracto, pues lo nuevo no ha de ser eso o aquello; de lo contrario se hace de ello una receta, que se puede multiplicar “maquinalmente” y sería de nuevo el “medio correcto” en manos del “hombre erróneo”. Me ha hecho la más profunda impresión de que lo nuevo que el destino guarda, rara vez, o nunca, corresponda a la expectativa consciente y, lo que es aun más notable, contradiga igualmente a los instintos arraigados, tal como los conocemos, y sea sin embargo una expresión extraordinariamente precisa de la personalidad total, una expresión que no se podría en absoluto imaginar más completa.
Carl Gustav Jung. El secreto de la flor de oro
El hombre de cultura se cree, claro está, inmensamente elevado por encima de esas cosas. Pero a menudo se halla, durante su vida entera, identificado con los padres, identificado con sus afectos y prejuicios, y afirma del otro, impúdicamente, lo que no quiere ver en sí mismo. Precisamente tiene todavía también un resto de inconsciencia inicial, es decir, de indiferenciación de sujeto y objeto.
En virtud de esa inconsciencia es afectado mágicamente por incontables hombres, cosas y circunstancias, o sea, incondicionalmente influido; está colmado casi tanto de contenidos perturbadores como el primitivo, y por consiguiente emplea igual cantidad de magia apotropéyica. Pero sus prácticas mágicas no las realiza más con bolsitas medicinales, amuletos y sacrificios animales, sino con remedios para los nervios, neurosis, “ilustración”, cultos de la voluntad, etc.
Carl Gustav Jung. El secreto de la flor de oro
Existe un límite para la acción legal de la opinión colectiva sobre la independencia individual: encontrar este límite y defenderlo contra toda usurpación es tan indispensable para la buena marcha de las cosas humanas como para la protección contra el despotismo político.
John Stuart Mill. Sobre la libertad
Cuando la sociedad es el tirano—la sociedad colectivamente, y sobre los individuos aislados que la componen—sus medios de tiranizar no se reducen a los actos que ordena a sus funcionarios políticos. La sociedad puede ejecutar, y ejecuta de hecho, sus propios decretos; y si ella dicta decretos imperfectos, o si los dicta a propósito de cosas en que no se debería mezclar, ejerce entonces una tiranía social mucho más formidable que la opresión legal: pues, si bien esta tiranía no tiene a su servicio tan fuertes sanciones, deja, en cambio, menos medios de evasión; pues llega a penetrar mucho en los detalles de la vida e incluso a encadenar el alma.
John Stuart Mill. Sobre la libertad
La tarea de nuestro tiempo es aprender a vivir en nuestros propios zapatos y mantenernos en pie.
Jorge Freire. Agitación. Sobre el mal de la impaciencia
Es un hecho el que ciertas ideas se dan casi en todas partes y en todos los tiempos, y que hasta pueden aparecer de por sí y espontáneamente con entera independencia de la migración y la tradición. No son hechas por el individuo, sino que ocurren y aún irrumpen en la conciencia individual.
Carl Gustav Jung. Psicología y religión
Estas cinco cosas tendréis de vuestros padres, seis años después de salir del útero: la duración de vuestros días, vuestra suerte, vuestra riqueza, vuestra instrucción y vuestro túmulo.
Eric Berne
La felicidad y la satisfacción, la ecuanimidad del alma y el sentido de la vida: estos solo pueden ser experimentados por el individuo y no por el Estado, que, por otro lado, no es más que una convención de individuos independientes.
Carl Gustav Jung