Después de ser excomulgado de la pequeña comunidad psicoanalítica, Jung intentó comprender por qué él y Freud habían discrepado tanto. ¿Cómo podía ser que tanto Freud como Adler insistieran sobre una única fuerza motivadora? Jung, al contrario, creía que tenemos múltiples instintos que nos van impulsando por la vida. La sexualidad y el deseo de poder son impulsos innatos, pero ninguno de ellos necesariamente excluye a los otros. Ni tampoco se trataba únicamente de impulsos. Siempre creyó que existía una llamada del espíritu que determinaba el curso de nuestra vida, y no pensaba que el espíritu fuera necesariamente más débil que los impulsos instintivos. Si lo fuera, nunca hubiéramos construido ninguna catedral.
Robin Robertson. Introducción a la psicología junguiana