El cielo al que se refiere la Biblia tiene poco que ver con el cielo que puebla la ciencia de aviones y cohetes. Dentro del universo astronómico la tierra no es más que un minúsculo grano de polvo en medio de uno de los incontables sistemas galácticos, pero para nosotros es el centro del universo, es realmente el centro. La ciencia trata de dotar de un significado objetivo a sus conceptos. Pero el lenguaje religioso debe evitar precisamente el dividir al mundo en dos lados, objetivo y subjetivo; pues ¿quién se atrevería a afirmar que el lado objetivo es más real que el subjetivo? De modo que deberíamos intentar no mezclar ambos lenguajes; deberíamos tratar de pensar de un modo más sutil de como hasta ahora estábamos acostumbrados a hacerlo.
Ken Wilber. Cuestiones cuánticas (fragmento de Werner Heisenberg)