El abismo que separa el significado de una palabra y su interpretación crece cada hora, igual que los malentendidos y las cosas no dichas, directamente proporcionales a los lamentos y los fracasos. Poco a poco está perdiéndose la capacidad de hablar una lengua, sea cual sea. De entendernos y de hacernos entender. De decir cosas complejas con palabras sencillas, verdaderas, honestas.
Andrea Marcolongo. La lengua de los Dioses: Nueve razones para amar el griego