En un juego finito, el juego acaba cuando se acaba el tiempo. Los jugadores siguen vivos para jugar otro día (a menos que se trate de un duelo, claro). En un juego infinito es lo contrario. El que sigue viviendo es el juego, y el tiempo se acaba, pero para los jugadores. Como un juego infinito ni se pierde ni se gana, los jugadores simplemente se retiran del juego cuando se quedan sin fuerza y recursos para seguir jugando. En el ámbito de los negocios lo denominamos bancarrota o, a veces, fusión o absorción. Eso significa que, para tener éxito en el Juego Infinito de los negocios, tenemos que dejar de pensar en quién gana o quién es el mejor. Hay que empezar a pensar en cómo construir organizaciones que sean lo suficientemente fuertes y sanas para seguir en el juego durante muchas generaciones. Lo irónico es que las ventajas de hacerlo suelen contribuir a que las empresas también sean más fuertes a corto plazo.
Simon Sinek. El juego infinito