A los jugadores de mentalidad finita no les gustan las sorpresas y temen cualquier tipo de interrupción. Las cosas que no pueden predecir o controlar podrían desbaratar sus planes y aumentar sus probabilidad de perder. En cambio, los jugadores de mentalidad infinita esperan sorpresas, incluso se deleitan en ellas, y están preparados para que dichas sorpresas los transformen. Aceptan la libertad de jugar y están abiertos a cualquier posibilidad que les mantenga en el juego. En vez de buscar formas de reaccionar a lo que ya ha pasado, buscan maneras de hacer algo nuevo.
Simon Sinek. El juego infinito