El mundo es mi representación. Esa es la verdad que vale para cada ser viviente y pensante, aunque solo el hombre pueda llevarla al estado de conciencia reflexiva abstracta. Y cuando lo hace realmente, nace en él la reflexión filosófica. Entonces le resulta claro y cierto que no conoce sol ni tierra algunos, sino solamente un ojo que ve el sol, una mano que palpa la tierra.
Arthur Shopenhauer. El mundo como voluntad y representación.