
Decimos que la era actual carece de arte, ¿y quién es el responsable? Sin duda, es una vergüenza el que prestemos tan poca atención a nuestras propias posibilidades, a pesar de nuestras alabanzas a los antiguos.
Kakuzo Okakura. El libro del té
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Decimos que la era actual carece de arte, ¿y quién es el responsable? Sin duda, es una vergüenza el que prestemos tan poca atención a nuestras propias posibilidades, a pesar de nuestras alabanzas a los antiguos.
Kakuzo Okakura. El libro del té
El materialismo del que andamos faltos no es el teórico—casi contradictorio en sus términos—, sino el más concreto y, por tanto, el más verdadero de todos. Si no lo recuperamos, entonces la era digital sí será, sobre todo, la era de la evasión, el opio renovado para el pueblo. En forma imperativa se podría decir: «Por favor, tocad tanto como podáis». Tocad la tierra, los troncos de los árboles, las piedras, la fruta, los cuerpos deseados…, acariciad el aire y abrazad a los hijos y agarrad las mantas y haceos la comida.
Josep Maria Esquirol. La resistencia íntima
Al contrario que los poetas, los filósofos aparecen increíblemente bien ataviados. Sin embargo están desnudos, lastimosamente desnudos, si se considera con qué pobre imaginería tienen que manejarse la mayor parte del tiempo.
Durs Grünbein. Das erste Jahr
Hoy poesía y pensamiento se nos aparecen como dos formas insuficientes; y se nos antojan dos mitades del hombre: el filósofo y el poeta. No se encuentra el hombre entero en la filosofía; no se encuentra la totalidad de lo humano en la poesía. En la poesía encontramos directamente al hombre concreto, individual. En la filosofía al hombre en su historia universal, en su querer ser. La poesía es encuentro, don, hallazgo por gracia. La filosofía busca, requerimiento guiado por un método.
María Zambrano. Poesía y filosofía
Y así vemos ya más claramente la condición de la filosofía: admiración, sí, pasmo ante lo inmediato, para arrancarse violentamente de ello y lanzarse a otra cosa, a una cosa que hay que buscar y perseguir, que no se nos da, que no regala su presencia. Y aquí empieza ya el afanoso camino, el esfuerzo metódico por esta captura de algo que no tenemos y necesitamos tener, con tanto rigor, que nos hace arrancarnos de aquello que tenemos ya sin haberlo perseguido.
María Zambrano. Poesía y filosofía
Cada cultura desarrolla con el tiempo sus instrumentos protectores (religiones, filosofías, artes y comodidades) que sirven de escudo frente al caos. Nos ayudan a creer que tenemos el control de lo que está sucediendo y nos proporcionan razones para sentirnos satisfechos con lo que nos ha tocado vivir. Pero estos escudos sólo son efectivos un cierto tiempo; tras unos cuantos siglos, a veces sólo tras unas cuantas décadas, una religión o creencia pierden su valor y ya no ofrecen el apoyo espiritual que daban antes.
Mihaly Csikszentmihalyi. Fluir: una psicología de la felicidad
Tan malo es de joven tardar demasiado en interesarse por la verdad como abandonar en la vejez el cultivo de la sabiduría. Nadie es demasiado joven ni demasiado viejo para desentenderse de su espíritu. Quien diga que no le ha llegado o ya le ha pasado la hora de interesarse por la filosofía es tan desdichado como aquel que decide que ya no tiene edad (por exceso o por defecto) para la alegría.
Epicuro. Epicureísmo: La filosofía del jardín
El libre pensamiento ha agotado su propia libertad. Está cansado de su propio éxito. Si algún librepensador entusiasta aclama ahora la libertad filosófica como el amanecer, es solo como el hombre de Mark Twain que salió envuelto en mantas para ver salir el sol y llegó justo a tiempo para ver su puesta.
G.K. Chesterton. Ortodoxia
El problema, ahora, no es si debe haber principios que nos guíen, sino más bien si aún existe un conjunto de principios que puedan aplicarse en general y que, en caso de que lo queramos, podríamos seguir. ¿Dónde podemos aún encontrar una serie de preceptos que se configuren como una guía precisa en la solución de los problemas de nuestro tiempo? ¿Podemos encontrar una filosofía coherente capaz de ofrecer no sólo los fines morales sino también un método adecuado para alcanzarlos?
Friedrich A. Hayek. Individualismo: el verdadero y el falso
El público, al intervenir en la conducta personal, raramente piensa en otra cosa que en la enormidad que hay en obrar y sentir de otro modo distinto al suyo; y este criterio, débilmente disfrazado, se presenta a la especie humana como un dictado de la religión y la filosofía, por todos los escritores, moralistas y especulativos, o al menos, por nueve de cada diez de ellos.
John Stuart Mill. Sobre la libertad