La mercantilización de la Otredad ha tenido éxito porque se ofrece como un nuevo placer, más intenso, más satisfactorio que las formas normales de hacer y de sentir. En la cultura de las mercancías, la etnicidad se convierte en especia, en condimento que puede dar sabor al insípido plato que es la cultura dominante.
Marco d’Eramo. El selfie del mundo