También el coleccionismo de las cosas apunta en el fondo al mismo objetivo: exorcizar la irreversibilidad. Conservar cada huella para alcanzar fantasmáticamente su inmovilización, su suspensión. Es un fantasma que la clínica psicoanalítica define «obsesivo»: la acumulación ordenada de las cosas engaña a la preservación de la vida respecto a la corrupción inevitable de la muerte.
Massimo Recalcati. ¿Qué queda del padre?