El Estado no tiene derechos absolutos; están limitados por su cometido. El individuo no tiene derechos absolutos; estos son relativos a la función que el individuo desempeña en la comunidad de que es miembro, pues si no tuviese este límite, las consecuencias serían parecidas a una guerra privada. En otras palabras, todos los derechos son condicionales y derivativos; derivan del fin o del objetivo de la sociedad en que se dan; están condicionados a que se los use para contribuir al logro de ese fin, no para obstaculizarlo. Y esto en la práctica significa que si una sociedad ha de ser sana las personas deben considerarse principalmente no como poseedoras de derechos, sino como encargadas del cumplimiento de funciones y como instrumentos de un objetivo social.
R. H. Tawney. La sociedad adquisitiva