Para poder asumir la responsabilidad de las consecuencias de nuestras acciones debemos tomar conciencia de que la existencia humana es gozo y aflicción. En ocasiones las necesidades del dragón o de la Esfinge que se hallan en mi interior pueden ser irrefrenables y, en consecuencia, mis intenciones pueden ser malas pero –en cualquiera de los casos– en lugar de proyectar esa parte de mí mismo debo hacer lo que esté en mi mano por asumirla.
Rollo May. Los peligros de la inocencia