Los deseos insatisfechos que no nos duelen demuestran así que tampoco son necesarios. Aunque parezcan difíciles de alcanzar y nos amenacen con frustrarnos, es facilísimo apartar la atención de ellos.
Epicuro. Epicureísmo: La filosofía del jardín
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Los deseos insatisfechos que no nos duelen demuestran así que tampoco son necesarios. Aunque parezcan difíciles de alcanzar y nos amenacen con frustrarnos, es facilísimo apartar la atención de ellos.
Epicuro. Epicureísmo: La filosofía del jardín
De todos los placeres que nos señala la razón, el que más y mejor contribuye a una vida feliz es la amistad.
Epicuro. Epicureísmo: La filosofía del jardín
Si no puedes justificar cada uno de tus actos de acuerdo con los principios que has descubierto en la naturaleza, si te desvías por motivos que no puedes justificar ante ti mismo, entonces es que tus palabras y tus acciones viven en desacuerdo.
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La carne considera el placer como algo que puede prolongarse de manera infinita, y por eso anhela un tiempo infinito. Pero la razón, después de calcular los límites de la carne y suprimir los temores de la muerte, sabe que una vida finita puede proporcionarnos una calidad inmejorable de placer. La razón no desprecia el placer ni cuando el deterioro físico señala la cercanía de la muerte; ni en esa situación dirá el sabio que le falta algo para llevar una vida maravillosa.
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Cuando suprimimos el dolor provocado por la necesidad, el placer no crece de manera incesante, sino que apenas tiñe la carne. Cuando la razón se decide a investigar las causas de su necesidad y de sus miedos, el placer se incrementa sin sobrepasar jamás sus límites.
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Ningún placer es perjudicial por sí mismo, pero a veces los medios que nos conducen a ellos nos procuran más preocupaciones que placer.
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Cuando digo que el placer es el fin de nuestra vida no me refiero a los placeres descontrolados ni los que nunca se sacian, como aseguran aquellos que ignoran o malinterpretan mis enseñanzas. El placer que perseguimos es el que contribuye a suprimir el dolor y favorece la serenidad.
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Considera como uno de tus bienes más valiosos la autonomía, que no se alcanza disfrutando lo menos posible de tanto como sea posible, sino cuando con poco aprendemos a ser felices. Debes convencerte de que disfruta más de la abundancia quien menos necesita. Es sencillo satisfacer los deseos naturales, y mucho más complicado alcanzar lo superfluo. ¿Y no son más dulces los placeres obtenidos sin esfuerzo? Los alimentos más modestos proporcionan el mismo placer que las recetas más elaboradas: nos evitan igual la molestia del hambre. ¿Hay algo más placentero que el pan y el agua cuando sentimos verdadera necesidad? Por este motivo es más adecuado para la salud del cuerpo comer con sencillez. Además, te permitirá resolver con más eficacia los problemas cotidianos, disfrutarás más de los días en los que en la mesa se sirven platos más elaborados, y no tendrás miedo a pasar un día a pan y agua.
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El mejor criterio para llevar una buena vida pasa por valorar las ventajas y los inconvenientes de cada placer y de cada dolor, y de cómo podemos sacarle provecho. Así sacamos ventaja de algunos dolores y evitamos los perjuicios de algunos placeres.
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Tan malo es de joven tardar demasiado en interesarse por la verdad como abandonar en la vejez el cultivo de la sabiduría. Nadie es demasiado joven ni demasiado viejo para desentenderse de su espíritu. Quien diga que no le ha llegado o ya le ha pasado la hora de interesarse por la filosofía es tan desdichado como aquel que decide que ya no tiene edad (por exceso o por defecto) para la alegría.
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