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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases de Desear

El autogregarismo

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Hay también otra clase de gregarismo, una que podríamos calificar de «autogregarismo». Se da cuando creemos que algo es bueno (o malo) basándonos en nuestro propio comportamiento previo. Básicamente consiste en que, cuando nos convertimos en la primera persona en la cola del restaurante, empezamos a hacer cola detrás de nosotros mismos en experiencias posteriores.

Dan Ariely. Las trampas del deseo

Ser el centro del mundo

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Sería, desde luego, muy hermoso que existiera un Padre omnipotente y una Providencia que cuidara de cada uno de nosotros, pero que no deja de ser curioso que esta construcción corresponda tan exactamente a lo que podemos desear cuando somos niños. Que la raíz del deseo religioso es la nostalgia del padre y el fantasma infantil de ser el centro del mundo.

Emmanuel Carrère. El Reino

Desear que exista

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Lo bello supone un atractivo carnal distante y lleva aparejado una renuncia. Incluida la renuncia más íntima, la de la imaginación. A los demás objetos de deseo queremos comerlos. Lo bello es lo que deseamos sin ánimo de comérnoslo. Deseamos que exista.

Simone Weil. Cuadernos

Desearías tu vida

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¡Si yo pudiera llevar tal otra vida y hacer tales o cuales cosas que hoy no puedo hacer!… dices. Y si pudieras llevar esa vida y hacer esas cosas que hoy no puedes hacer, como entonces no podrías llevar la vida que llevas ni hacer lo que hoy haces, desearías tu vida y tus hechos actuales. Porque lo que quieres es aquella vida, y esta, y la otra, y todas. 

Miguel de Unamuno. En torno al casticismo: y otros ensayos

La falta de gozo

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El placer del hedonismo radical, la satisfacción de nuevos deseos, los placeres de la sociedad contemporánea producen distintos grados de excitación , pero no alegría . De hecho, la falta de gozo obliga a buscar placeres siempre nuevos, cada vez más excitantes.

Erich Fromm. Tener o ser

Bailar en el pueblo de al lado

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Sin embargo, una de las más provechosas máximas de Goethe es esta: la felicidad es la limitación; ser feliz consiste en limitarse. Pero el hombre raramente se limita; aspira siempre a tener más. Según los poetas elegíacos antiguos, esta tendencia humana a la ilimitación es debida a que el hombre es un animal melancólico y triste, dominado constantemente por el tedio: de aquí que el hombre sea por afán de cambiar —para matar el tiempo— un constante destructor de su propia obra y de su propia vida. Porque a más querer más tristeza, a más deseo más dolor, a más posesión más destrucción. Mucho más triste que bailar en el propio pueblo es bailar en el pueblo de al lado.

Josep Pla. Viaje en autobús

El deseo de salvarse, de ganar y de triunfar

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La mujer del siglo XXI aplica a su apetito, su cuerpo y su amor la misma autodisciplina ascética que los primeros capitalistas aplicaban a su cuenta bancaria. La mujer de estos tiempos se vuelca a la “vocación” de “tenerlo todo” de la misma manera en que los primeros capitalistas se entregaban a la “vocación” de ganar dinero. En el marco de una escena amorosa que cambia rápidamente, muchos libros de autoayuda instan a las mujeres a que transfieran al amor el mismo activismo, la misma creencia en el trabajo arduo y en las metas elevadas, el mismo deseo de ir por lo que se quiere, de salvarse, de ganar y de triunfar que los primeros capitalistas aplicaron a la construcción del capitalismo en un mercado plagado de altibajos. 

Arlie Russell Hochschild. La mercantilización de la vida íntima

No pasar de ser promesa

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El deseo urgía al esfuerzo con la promesa de la gratificación, pero esa urgencia conservaba su poder en tanto la tan ansiada gratificación no pasara de ser una promesa. Todo el poder de motivación del deseo residía en esa insatisfacción. Finalmente, y para mantenerse con vida, el deseo tuvo que desear solo su propia supervivencia.

Zygmunt Bauman. Modernidad líquida

El éxtasis de elegir

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En una sociedad sinóptica de adictos compradores/espectadores, los pobres no pueden desviar los ojos: no tienen hacia dónde desviarlos. Cuanto mayor es la libertad de la pantalla y más seductora es la tentación que provocan las vidrieras, tanto más profunda se vuelve la sensación de empobrecimiento de la realidad, tanto más sobrecogedor se vuelve el deseo de saborear, aunque sea por un momento, el éxtasis de elegir. Cuanto más numerosas parecen ser las opciones de los ricos, tanto menos soportable resulta para todos una vida sin capacidad de elegir.

Zygmunt Bauman. Modernidad líquida

La posibilidad de estar satisfecho

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Buscar ejemplos, consejo y guía es una adicción: cuanto más se hace, tanto más se necesita y tanto más desdichada se siente la persona privada de la droga indispensable. Como medio de hallar satisfacción, todas las adicciones son autodestructivas: destruyen la posibilidad de estar satisfecho alguna vez.

Zygmunt Bauman. Modernidad líquida

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