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Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases de Humanidad

Humanidad como enfermedad

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No podríamos en tal caso imaginar que la humanidad sea también una enfermedad para algún organismo superior que no alcanzamos a entender como un todo y en el que ella encuentra la condición, la necesidad y el sentido de su existencia, intentando destruir ese organismo y obligada a destruirlo a medida que se desarrolla, exactamente igual como la especie microbiana aspira a destruir al individuo humano “víctima de una enfermedad”? Y no podríamos continuar nuestra reflexión y preguntarnos si no será tal vez la misión de cualquier comunidad viva, sea la especie microbiana o la humanidad, destruir poco a poco el mundo que la supera, sea un individuo humano o un universo?

Arthur Schnitzler. Relaciones y soledades

La muchedumbre

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Una urbe como Londres, donde se puede andar durante horas sin siquiera arribar al inicio de un fin, tiene un matiz que desconcierta. Esta concentración ciclópea, esta acumulación de dos millones y medio de habitantes en un solo sitio, ha multiplicado cien veces la fuerza de estos dos millones y medio de hombres (…) Pero todo aquello que ello ha costado se descubre exclusivamente a continuación.

Tras vagar durante varias jornadas por las calles principales (…) se comprueba que estos londinenses se vieron compelidos a sacrificar lo mejor de su humanidad para concretar los milagros de civilización de los que su urbe está repleta (…) que un centenar de energías latentes en ellos se han conservado inertes y fueron acalladas (…). El hervidero de las calles tiene un matiz desagradable, algo frente a lo que el carácter humano se insubordina.

Estos cientos de miles de personas, de todas las clases y variedades que se entremezclan ¿no son todos hombres con iguales virtudes y capacidades y con igual interés en ser dichosos?… Empero se apresuran a adelantarse los unos a los otros, como si no tuvieran factor alguno en común, nada que hacer entre ellos; la única convención que tácitamente los reúne es la de que cada uno conserve su dirección a la derecha al ir por las calles, para que ambos flujos de muchedumbre no se estrellen entre sí. Empero, ninguno de ellos se permite dirigirles a los otros siquiera una mirada.

La indiferencia más bestial, el abroquelamiento indiferente de cada uno en torno de sus personales intereses se muestra más asqueroso y más ofende según más sujetos se apretujen en un más limitado sitio.

Friedrich Engels. Situación de la clase obrera en Inglaterra

El equilibrio en la ligereza

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El peligro no es la ligereza frívola, sino su hipertrofia, cuando invade la vida y asfixia las demás dimensiones esenciales: la reflexión, la creación, la responsabilidad ética o política. La ligereza frívola no es dramática por sí misma, pero llega a serlo cuando se impone como estilo de vida dominante hasta el punto de aniquilar lo que enriquece la vida humana. ¿Qué es más aburrido que la sola frivolidad? Al mismo tiempo, la vida sin ligereza superficial es triste y agobiante. Lo que hay que denunciar es la ligereza fútil que se propone como ideal supremo de la vida.

Gilles Lipovetsky. De la ligereza

La risa

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En primer lugar, se respetan demasiadas cosas como para burlarse de ellas con malicia. Lo propio del hombre moderno es el rito. La risa no lo es en absoluto. Acaso se puede ser un buen cómico con buenos sentimientos? Cómo no evitar las burlas en el Planeta Compasión? Qué queda todavía ironizable en el Imperio Igualitario? La risa es autócrata por naturaleza, cruel, perforante y devastadora. “No hay hombre que no desee ser un déspota cuando se empalma” escribía Sade. La risa se calienta la garganta con la misma leña.

Philippe Muray. El Imperio del Bien

El hombre trabajador

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De esto resulta que el hombre (el trabajador) solo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y al atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal.

Karl Marx. Manuscritos económicos y filosóficos

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