Todos los hombres son “idealistas” y luchan por algo que está más allá de la obtención de satisfacciones físicas. Difieren en cuanto a la clase de ideales en que creen. Tanto las manifestaciones más nobles de la mente del hombre como las más satánicas no son expresiones de su carne, sino de este “idealismo” de su espíritu. Por consiguiente, el punto de vista relativista, que sostiene que el tener algún ideal o algún sentimiento religioso es valioso en sí mismo, es peligroso y erróneo.
Debemos entender todos los ideales, incluyendo aquellos que aparecen en las ideologías seculares, como expresiones de la misma necesidad humana y debemos juzgarlos de acuerdo con su verdad; es decir, de acuerdo con el grado en que conducen al despliegue de los poderes del hombre y en que constituyen una respuesta real a la necesidad del hombre de lograr equilibrio y armonía en el mundo. Repetimos, entonces, que la comprensión de la motivación humana debe partir de la comprensión de la situación humana.
Erich Fromm. Ética y psicoanálisis