Hay hombres cuyo espíritu es completamente ciego, sea de nacimiento o por prejuicios, es decir, debido a algo externo. En efecto, ni siquiera poseen conciencia de si mismos: si afirman cualquier cosa o dudan de ella, no saben que afirman o que dudan; dicen que no saben nada y hasta declaran ignorar que no saben nada; esto mismo lo dicen con restricción, pues temen confesar que existen, puesto que como nada saben, deben callar por temor de admitir algo que huela a verdad.
Baruch Spinoza. Tratado de la reforma del entendimiento