Hombre, ¿qué tienes que reprochar a tu naturaleza? ¿Que te engendró varón? Entonces, ¿qué? ¿Era menester que a todas las engendrase mujeres?
Epicteto. Disertaciones por Arriano
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Hombre, ¿qué tienes que reprochar a tu naturaleza? ¿Que te engendró varón? Entonces, ¿qué? ¿Era menester que a todas las engendrase mujeres?
Epicteto. Disertaciones por Arriano
¿No has visto nunca cachorrillos que se acariciaban y jugaban entre sí, que hubieras dicho: «Nada más cariñoso». Pero, para que veas en qué consiste la amistad, echa un trozo de carne en medio y te darás cuenta… …Pues, por naturaleza, nada se ama tanto como la propia conveniencia.
Epicteto. Disertaciones por Arriano
El papel de lo infinitamente pequeño es infinitamente grande.
Louis Pasteur
Aunque los hombres comenzaron a reunirse por instigación de la naturaleza, sin embargo buscaban la protección de las ciudades por la esperanza de conservar sus bienes.
Cicerón. Los deberes
Amamos a nuestros vicios, y por esto los defendemos y preferimos excusarlos a combatirlos. La Naturaleza ha dado al hombre bastante fuerza, si sabemos usarla, si recogemos nuestras energías y las excitamos a luchar por nosotros, o, por lo menos, no contra nosotros. La falta de voluntad es la causa; la falta de fuerza, el pretexto.
Séneca. Cartas a Lucilio
Una vez satisfecha su pasión, todo amante experimenta un especial desengaño: se asombra de que el objeto de tantos deseos apasionados no le proporcione más que un placer efímero, seguido de un rápido desencanto. En efecto; ese deseo es a los otros deseos que agitan el corazón del hombre como la especie es al individuo, como el infinito es a lo finito.
Solo la especie se aprovecha de la satisfacción de ese deseo, pero el individuo no tiene conciencia de ello. Todos los sacrificios que se ha impuesto, impulsado por el genio de la especie, han servido para un fin que no es el suyo propio. Por eso todo amante, una vez realizada la grande obra de la Naturaleza, se llama a engaño; porque la ilusión que le hacía víctima de la especie se ha desvanecido. Platón dice muy bien: Voluptas omnium maxime vaniloqua.
Arthur Schopenhauer. El amor, las mujeres y la muerte
Harbert recogió cantidad de tallos de albaca, de romero, de toronjil y otras plantas que poseen propiedades terapéuticas. Cuando, más tarde, Pencroff preguntó de qué servía toda aquella colección de hierbas, el joven respondió: –Para curarnos a nosotros mismos, cuando estemos enfermos. –¿Y por qué hemos de estar enfermos, si en la isla no hay médicos? –contestó seriamente Pencroff. No cabía réplica a observación tan atinada.
Julio Verne. La isla misteriosa
En cada parcela de naturaleza hay siempre alguna maravilla.
Aristóteles. Las partes de los animales