El que persigue el placer pospone a él todas las cosas, y lo primero que descuida es su libertad, que sacrifica por el vientre; y no compra los placeres para sí mismo, sino que se vende a los placeres. Séneca. Sobre la felicidad
La turbación de nuestra alma es como la juzgara Lucrecio: Tal como tiemblan los niños y entre las tinieblas todo les da miedo, así nosotros temblamos a plena luz. Pues bien, ¿no son más insensatos que cualquier niño los que andan medrosos a plena luz? Pero Lucrecio es falso. No…