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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Tema: Poder

Vivir tal como quieras

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Además, ha habido y hay muchos que, buscando el sosiego que digo, se retiraron de la vida pública buscando el refugio de una vida retirada ; entre estos, los filósofos más reconocidos —y, de largo, los más importantes— y ciertos hombres rigurosos y serios no pudieron soportar el comportamiento ni del pueblo ni de sus gobernantes, y algunos de ellos vivieron en el campo, contentos con sus propiedades. La intención de estos era la misma que la de los reyes: no carecer de nada, no obedecer a nadie, gozar de independencia —y propio de esta es vivir tal como quieras—. Por eso, siendo esto coincidente entre los deseosos de poder y estos retirados que he dicho , los unos estiman que podrán conseguirlo si acumulan mucho poder; los otros, en cambio, si se dan por satisfechos con sus magras posesiones.

Cicerón. Los deberes

Poder o bienestar

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Igualmente nos engañaríamos suponiendo que la opresión deja de ser ineluctable desde que las fuerzas productivas están lo suficientemente desarrolladas para asegurar a todos el bienestar y el ocio. Aristóteles admitía que no habría ya ningún obstáculo para la supresión de la esclavitud si los trabajos indispensables pudieran ser asumidos por “esclavos mecánicos”, y Marx, cuando trató de anticipar el porvenir de la especie humana, no hizo más que retomar y desarrollar esta concepción. Sería justa si los hombres estuvieran guiados por la consideración del bienestar; pero desde la época de La Iliada hasta nuestros días, las exigencias insensatas de la lucha por el poder quitan hasta el tiempo libre para pensar en el bienestar. 

Simone Weil. Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social

El poder debe hacerse más opresivo

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Además, las dos luchas que debe realizar cada hombre poderoso, una contra aquéllos sobre los que reina, la otra contra sus rivales, se mezclan inextricablemente y cada una reanima a la otra sin cesar. Un poder, cualquiera que sea, siempre debe tratar de afirmarse en el interior por medio de éxitos en el exterior, pues esos éxitos les dan medios de presión más poderosa.

Además, la lucha contra sus rivales arrastra a sus propios esclavos que tienen la ilusión de estar interesados en el resultado. Pero, para obtener de parte de los esclavos la obediencia y los sacrificios indispensables a un combate victorioso, el poder debe hacerse más opresivo. Para estar en condiciones de ejercer esta opresión está aún más imperiosamente obligado a volverse hacia el exterior, y así sucesivamente. 

Simone Weil. Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social

La palabra revolución

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El movimiento obrero pudo dar la ilusión de poder cuando se trató de contribuir a liquidar los vestigios del feudalismo, a establecer la dominación capitalista sea bajo la forma de capitalismo privado, sea como capitalismo de Estado, como en el caso de Rusia; ahora que su papel ha concluido en ese terreno y que la crisis plantea el problema de la toma efectiva del poder por las masas trabajadoras, se desmorona y se disuelve con una rapidez que rompe el corazón de los que habían puesto en él su fe.

Sobre estas ruinas se desarrollan interminables controversias que solo pueden apaciguarse con las fórmulas más ambiguas, pues entre todos los hombres que aún se obstinan en hablar de revolución no hay dos que atribuyan a ese término el mismo contenido. Y no tiene nada de asombroso. La palabra “revolución” es una palabra por la cual se mata, se muere, se envían las masas populares a la muerte, pero que no tiene ningún contenido.

Simone Weil. Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social

Una vía de paso para las relaciones de poder

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No hay que describir la sexualidad como un impulso reacio, extraño por naturaleza e indócil por necesidad a un poder que, por su lado, se encarniza en someterla y a menudo fracasa en su intento de dominarla por completo. La sexualidad aparece más bien como una vía de paso para las relaciones de poder, particularmente densa: entre hombres y mujeres, jóvenes y viejos, padres e hijos, educadores y alumnos, sacerdotes y laicos, gobierno y población. En las relaciones de poder la sexualidad no es el elemento más inerte, sino, más bien, uno de los que están dotados de la mayor instrumentalidad: utilizable para el mayor número de maniobras y capaz de servir de apoyo, de bisagra, a las más variadas estrategias.

Michel Foucault. Historia de la sexualidad

Una parte de libertad

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El poder es tolerable solo con la condición de enmascarar una parte importante de sí mismo. Su éxito está en proporción directa con lo que logra esconder de sus mecanismos. ¿Sería aceptado el poder, si fuera enteramente cínico? Para el poder, el secreto no pertenece al orden del abuso; es indispensable para su funcionamiento. Y no solo porque lo impone a quienes somete, sino porque también a éstos les resulta igualmente indispensable: ¿lo aceptarían acaso, si no viesen en ello un simple límite impuesto al deseo, dejando intacta una parte —incluso reducida— de libertad?

Michel Foucault. Historia de la sexualidad

La confesión

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Durante mucho tiempo el individuo se autentificó gracias a la referencia de los demás y a la manifestación de su vínculo con otro (familia, juramento de fidelidad, protección); después se lo autentificó mediante el discurso de verdad que era capaz de formular sobre sí mismo o que se le obligaba a formular. La confesión de la verdad se inscribió en el corazón de los procedimientos de individualización por parte del poder.

La confesión difundió hasta muy lejos sus efectos: en la justicia, en la medicina, en la pedagogía, en las relaciones familiares, en las relaciones amorosas, en el orden de lo más cotidiano, en los ritos más solemnes; se confiesan los crímenes, los pecados, los pensamientos y deseos, el pasado y los sueños, la infancia; se confiesan las enfermedades y las miserias; la gente se esfuerza en decir con la mayor exactitud lo más difícil de decir, y se confiesa en público y en privado, a padres, educadores, médicos, seres amados; y, en el placer o la pena, uno se hace a sí mismo confesiones imposibles de hacer a otro, y con ellas escribe libros.

La gente confiesa —o es forzada a confesar—. Cuando la confesión no es espontánea ni impuesta por algún imperativo interior, se la arranca; se la descubre en el alma o se la arranca al cuerpo. La obligación de confesar nos llega ahora desde tantos puntos diferentes, está tan profundamente incorporada a nosotros, que no la percibimos ya como el efecto de un poder que nos constriñe; al contrario, nos parece que la verdad, en lo más secreto de nosotros mismos, sólo “pide” salir a la luz; que si no lo hace es porque una coerción la retiene, porque la violencia de un poder pesa sobre ella, y no podrá articularse al fin sino al precio de una especie de liberación. 

Michel Foucault. Historia de la sexualidad

El amor en el mundo

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El amor no es un poder superior que descienda sobre el hombre, ni tampoco un deber que se le haya impuesto; es su propio poder, por medio del cual se vincula a sí mismo con el mundo y lo convierte en realmente suyo.

Erich Fromm. Ética y psicoanálisis

Dinero y poder

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Cada individuo especula sobre el modo de crear en el otro una nueva necesidad para obligarlo a un nuevo sacrificio, para sumirlo en una nueva dependencia, para desviarlo hacia una nueva forma del placer y con ello de la ruina económica. Cada cual trata de crear una fuerza esencial extraña sobre el otro, para encontrar así satisfacción a su propia necesidad egoísta. Con la masa de objetos crece, pues, el reino de los seres ajenos a los que el hombre está sometido y cada nuevo producto es una nueva potencia del reciproco engaño y la reciproca explotación. El hombre, en cuanto hombre, se hace más pobre, necesita más del dinero para adueñarse del ser enemigo, y el poder de su dinero disminuye en relación inversa a la masa de la producción, es decir; su menesterosidad crece cuando el poder del dinero aumenta. La necesidad de dinero es así la verdadera necesidad producida por la Economía Política y la única necesidad que ella produce. La cantidad de dinero es cada vez más su única propiedad importante. 

Karl Marx. Manuscritos económicos y filosóficos

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