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Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases de Sociedad

La solidaridad contra la objetividad

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En suma, el adiós a la realidad y a la verdad no es un evento indoloro. Si la tesis de la verdad como “efecto de poder” no parece tener en cuenta el hecho que ya había sido representado en el sentido común-milenios antes de la postmodernidad, desde la fábula del lobo y del cordero la tesis del primado de la solidaridad sobre la objetividad parece no considerar que la solidaridad puede ser el pegamento de una asociación mafiosa, o peor. En efecto, no se puede borrar la pesada evidencia según la cual, por ejemplo, el primado de la solidaridad del pueblo contra la objetividad de los hechos, había sido el principio-guía de los tribunales nazis después del atentado a Hitler del 20 de julio de 1944 y, en general el régimen nazi es el ejemplo macroscópico de una sociedad fuertemente solidaria en su propio interior, y que remitía la gestión de la verdad a los cuidados del doctor Goebbels.

Maurizio Ferraris. Manifiesto del nuevo realismo

El gusano está en el corazón

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Comenzar a pensar es comenzar a estar minado. La sociedad no tiene mucho que ver con estos comienzos. El gusano se encuentra en el corazón del hombre. Allí hay que buscarlo. Es preciso seguir y comprender el juego moral que lleva de la lucidez frente a la existencia a la evasión fuera de la luz. 

Albert Camus. El mito de Sísifo

Identidad de opinión y de sentimiento

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Para el laico en general, que juzga al prójimo por sus obras, la «pureza de principios» es tan indiferente como el número de zapato o las estrías del codo. Pero necesitamos un nuevo golpe de azar para entender cómo el ateo de la sociedad sin clases exige no solo identidad de opinión sino de sentimiento.

Antonio Escohotado. Los enemigos del comercio

Verdaderas sátiras y tragedias

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Cuando una sociedad experimenta de forma repetida pseudohistorias brillantes y vacuas, degenera. Necesitamos verdaderas sátiras y tragedias, dramas y comedias que iluminen los oscuros rincones de la mente humana y de la sociedad.

Robert McKee. El guion

La segunda lágrima

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En el reino del kitsch impera la dictadura del corazón. Por supuesto el sentimiento que despierta el kitsch debe poder ser compartido por gran cantidad de gente. Por eso el kitsch no puede basarse en una situación inhabitual, sino en imágenes básicas que deben grabarse en la memoria de la gente: la hija ingrata, el padre abandonado, los niños que corren por el césped, la patria traicionada, el recuerdo del primer amor.

El kitsch provoca dos lágrimas de emoción, una inmediatamente después de la otra. La primera lagrima dice: ¡Qué hermoso, los niños corren por el césped! La segunda lágrima dice: ¡Qué hermoso es estar emocionado junto con toda la humanidad al ver a los niños corriendo por el césped! Es la segunda lágrima la que convierte el kitsch en kitsch.

Milan Kundera. La insoportable levedad del ser

Una identidad histórica

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¿Incurrimos en obligaciones solo como individuos o hay obligaciones que nos corresponden por ser miembros de comunidades con una identidad histórica?

Michael J. Sandel. Justicia

El mercado libre

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No hay sociedades perfectamente igualitarias. Por lo tanto, el peligro de la coerción siempre se cierne sobre lo que los individuos eligen en el mercado de trabajo. ¿Cuánta igualdad habría que tener para que se elija en el mercado con libertad, para que no se esté sujeto a coerción? (…) (…) ¿En qué condiciones es el libre mercado realmente libre?

Michael J. Sandel. Justicia

La mejor manera de vivir

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Una sociedad justa, ¿ha de perseguir el fomento de la virtud de sus ciudadanos? ¿O no debería más bien la ley ser neutral entre concepciones contrapuestas de la virtud, de modo que los ciudadanos tengan la libertad de escoger por sí mismos la mejor manera de vivir?

Michael J. Sandel. Justicia

El consentimiento colectivo

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Hay algo profundamente equivocado en aquello en lo que nos hemos convertido: somos una civilización basada en el trabajo, pero ni siquiera en el «trabajo productivo», sino en el trabajo como un fin en sí mismo. Hemos llegado a creer que los hombres y las mujeres que no se esfuerzan más duramente de lo que desean en empleos que no les gustan son mala gente, indigna de recibir amor, atención o asistencia por parte de sus comunidades. Es como si hubiésemos dado nuestro consentimiento colectivo para nuestra propia esclavización. 

David Graeber. Trabajos de mierda

Organizar una cabeza

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La gente organiza su cabeza conversando. Y si no tienen a nadie para contarle su historia, pierden la cabeza. Son como personas que van acumulando objetos de forma compulsiva y no pueden deshacerse de nada ellas solas. Se requiere el aporte de la comunidad para mantener la integridad de la psique individual o, dicho de otra forma, es necesario todo un pueblo para organizar una sola cabeza. 

Jordan Peterson. 12 reglas para vivir: un antídoto al caos

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