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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Frases de Sociedad

Momentos de desapego y descuido

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Un niño escucha que su padre o su madre contrata una niñera por teléfono. Un hombre pretende que su esposa se muestre más agradecida porque él se ha ocupado de lavar la ropa. Un libro de autoayuda le aconseja a esa mujer que deje a su marido. Los momentos de la vida privada en que se producen conflictos o confusiones respecto del cuidado suelen guardar relación directa con presiones contradictorias que ejerce la sociedad en general. A veces, dichas presiones se originan en un lugar y se manifiestan en otro, como ocurre con el llamado “dolor reflejo”. Así como un dolor de pierna puede originarse en una hernia de disco lumbar, es posible que un vínculo dolorosamente resentido entre padres e hijos sea consecuencia de una aceleración corporativa o una racionalización gubernamental. En nuestros momentos de desapego y descuido, cada vez sentimos más el dolor reflejo del capitalismo global que avanza sin que nada lo detenga.

Arlie Russell Hochschild. La mercantilización de la vida íntima

La relación ética de hombre a hombre

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Es extremadamente importante saber si la sociedad, en el sentido corriente del término, es el resultado de una limitación del principio que dice que el hombre es un lobo para el hombre o si, por el contrario, resulta de la limitación del principio según el cual el hombre es para el hombre. Lo social, con sus instituciones, sus formas, sus leyes, ¿proviene de que se han limitado las consecuencias de la guerra entre los hombres, o de que se ha limitado lo infinito que se abre en el seno de la relación ética de hombre a hombre?

Emmanuel Lévinas. Ética e infinito

La vida humana como una búsqueda de gangas

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Se trata también de una ideología hecha a la medida de la nueva sociedad de consumidores. Representa el mundo como un almacén de objetos de consumo potenciales, la vida humana como una búsqueda perpetua de gangas, su propósito como la máxima satisfacción de consumidor, y el éxito en la vida como un aumento del propio valor de mercado del individuo. Ampliamente aceptada y firmemente adoptada, desestima distintas filosofías de la vida con un simple «No hay alternativa». Tras degradar y hacer callar a sus competidores, se convierte verdaderamente, en la memorable expresión de Pierre Bourdieu, en la pensée unique. 

Zygmunt Bauman. El arte de la vida

Pagar el precio de la entrada

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En nuestra sociedad de consumidores, la necesidad de replicar el estilo de vida recomendado en el momento por los últimos ofrecimientos del mercado y elogiados por portavoces pagados o voluntarios —y, pues, también por implicación, la compulsión de revisar perpetuamente la propia identidad y la imagen pública— ha dejado de asociarse a la coerción (una coerción externa y, por esta razón, especialmente ofensiva y enojosa). Al contrario, tienden a percibirse como manifestaciones de libertad personal (halagadora y gratificante).

Solo si una persona intenta desentenderse y retirarse de la búsqueda de una identidad elusiva y siempre inacabada, o si se le hace el vacío y se le aleja de la caza o se le niega la admisión a priori, se dará cuenta de cuán limitada es esta libertad, qué poderosas son las fuerzas que poseen y gestionan el circuito, vigilan las entradas y empujan a los corredores a correr; y solo entonces esta persona descubrirá qué severo es el castigo impuesto a los desventurados insubordinados. Que es así solo lo saben bien las personas que no disponen de cuenta bancaria o tarjeta de crédito y no pueden permitirse pagar el precio de la entrada.

Zygmunt Bauman. El arte de la vida

La relativa igualdad de derechos

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Nuestra vulnerabilidad, dice Scheler, es inevitable (y probablemente incurable) en un tipo de sociedad en el que la relativa igualdad de derechos políticos y de otro tipo, así como la igualdad social formalmente reconocida, van de la mano de enormes diferencias de poder, patrimonio y educación. Una sociedad en la que todo el mundo «tiene el derecho» de considerarse a sí mismo igual a cualquier otro cuando en realidad es incapaz de ser igual que ellos.

Zygmunt Bauman. El arte de la vida

La diferencia amenazante

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La capacidad de convivir con las diferencias, por no hablar de disfrutar de ellas y aprovecharlas, no se adquiere fácilmente, y por cierto no viene sola. Esa capacidad es un arte que, como todas las artes, requiere estudio y ejercicio. La incapacidad de enfrentarse a la irritante pluralidad de los seres humanos y a la ambivalencia de todas las decisiones de clasificación/archivo es, por el contrario, espontánea y se refuerza a sí misma: cuanto más efectivos son el impulso hacia la homogeneidad y los esfuerzos destinados a eliminar las diferencias, tanto más difícil resulta sentirse cómodo frente a los extraños, ya que la diferencia parece cada vez más amenazante y la angustia que provoca parece cada vez más intensa.

Zygmunt Bauman. Modernidad líquida

La llave de la felicidad

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En una sociedad de compradores y una vida de compras, somos felices mientras no perdamos la esperanza de llegar a ser felices; estamos asegurados contra la infelicidad siempre que podamos mantener esta esperanza. Así, la llave de la felicidad y el antídoto contra la amargura consiste en mantener viva la esperanza de llegar a ser felices. Sin embargo, solo puede mantenerse viva si se cumple la condición de una rápida sucesión de «nuevas oportunidades» y «nuevos comienzos», y con la perspectiva de una cadena infinita de nuevos comienzos. 

Zygmunt Bauman. Modernidad líquida

Una sociedad sana

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El Estado no tiene derechos absolutos; están limitados por su cometido. El individuo no tiene derechos absolutos; estos son relativos a la función que el individuo desempeña en la comunidad de que es miembro, pues si no tuviese este límite, las consecuencias serían parecidas a una guerra privada. En otras palabras, todos los derechos son condicionales y derivativos; derivan del fin o del objetivo de la sociedad en que se dan; están condicionados a que se los use para contribuir al logro de ese fin, no para obstaculizarlo. Y esto en la práctica significa que si una sociedad ha de ser sana las personas deben considerarse principalmente no como poseedoras de derechos, sino como encargadas del cumplimiento de funciones y como instrumentos de un objetivo social. 

R. H. Tawney. La sociedad adquisitiva 

Divide en vez de unir

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La incertidumbre actual es una poderosa fuerza de individualización. Divide en vez de unir, y como no es posible saber quién despertará mañana en qué facción, el concepto de “interés común” se vuelve cada vez más nebuloso y pierde todo valor pragmático. 

Zygmunt Bauman. Modernidad líquida

Su cultura única

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Tampoco es raro que, sin mucha consideración por la lógica, otras comunidades que reclaman sus propios “nichos dentro de la sociedad” no vacilen en adornarse también con el oropel robado de la etnicidad y se esfuercen por inventar sus propias raíces, tradiciones, historia compartida y futuro común –pero siempre, en primer lugar, su cultura aparte y única, que, precisamente por su putativo carácter único, posee, según esas comunidades, “un valor en sí misma”–. 

Zygmunt Bauman. Modernidad líquida

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