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Así se aprende

Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

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Frases y fragmentos de libros que te harán pensar

Tema: Soñar

Castillos en el aire

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He construido castillos en el aire tan hermosos que me conformo con las ruinas.

Jules Renard

La flor del paraíso

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Si un hombre soñara que se hallaba en el paraíso y que le daban una flor, rara y bellísima, como prueba de que su alma había estado allí, y al despertarse viera que tenía esa flor en la mano… ¡Oh! ¿Qué ocurriría?

Samuel Taylor Coleridge

El cuello del gran cisne blanco

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Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo, botón de pensamiento que busca ser la rosa; se anuncia con un beso que en mis labios se posa el abrazo imposible de la Venus de Milo. Adornan verdes palmas el blanco peristilo; los astros me han predicho la visión de la diosa; y en mi alma reposa la luz como reposa el ave de la Luna sobre un lago tranquilo. Y no hallo sino la palabra que huye, la iniciación melódica que de la flauta fluye y la barca del sueño que en el espacio boga; y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente, el sollozo continuo del chorro de la fuente y el cuello del gran cisne blanco que me interroga. 

Rubén Darío

El desafío de los soñadores

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¿Es posible hablar de imágenes? ¿Es posible tomar una experiencia que es completa en sí misma y convertirla en la secuencia de elementos discretos que requiere el habla, sin destruir su esencia? Ése es el desafío que enfrentan todos los soñadores al tratar de comunicar su mundo.

Catherine Shainberg. La cábala y el poder de soñar

Estamos siempre soñando con mañanas

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Sin embargo, parece –y por razones que pronto se verán destaco la palabra «parece»– que entre nosotros hay muy pocos que vivan únicamente en el ahora. Nos demoramos en ayeres y estamos siempre soñando con mañanas, y así nos inmovilizamos con las tortuosas cadenas del tiempo y nos atamos a los fantasmas de cosas que no están realmente presentes.

Disipamos nuestras energías en la niebla fantástica de recuerdos y expectativas, y así despojamos al presente vivo de su realidad fundamental y lo reducimos a un «presente especioso», un magro presente que apenas si aguanta uno o dos segundos, una pálida sombra del Presente eterno. Incapaces de vivir en el presente intemporal y de bañarnos en los deleites de la eternidad, buscamos –como anémicos sustitutos– las meras promesas del tiempo, en la renovada esperanza de que el fruto nos aporte aquello de lo que tan lamentablemente carece el flaco presente.

Ken Wilber. La conciencia sin fronteras

No podemos permitirnos creer eso

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Nadie cree que no se tenga la más mínima posibilidad de satisfacer los sueños. Pero si dirigiéramos la cámara a la vida real, la visión que nos ofrecería podría llevarnos a la conclusión de que, en palabras de Henry David Thoreau, «La mayoría de las personas viven vidas de callada desesperación», de que la mayoría de la gente malgasta su precioso tiempo y muere con el sentimiento de no haber alcanzado sus sueños. A pesar de lo sincero que pueda ser ese descubrimiento, no podemos permitirnos creerlo. En su lugar llevamos la esperanza hasta su más lejano extremo.

Robert McKee. El guion

Los monstruos no son hijos de la Razón

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La Razón, incluida por supuesto la Razón literaria, no sueña: piensa. Los monstruos no son hijos de la Razón, sino del irracionalismo, de la mitología y de la teología, de la sofística y de la verborrea, de la retórica sin contenidos materiales y de las ideologías de ignorantes y nigromantes de todo tiempo y lugar (cuyo número, como comúnmente suele decirse, es infinito). 

El heredero del sueño romántico

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En concreto, el mundo coloreado, ruidoso y, sobre todo, engañoso que nos rodea, es el heredero del sueño romántico de un renacimiento del mito, del hecho de que la razón debe ser reemplazada por el sueño.

Maurizio Ferraris. Manifiesto del nuevo realismo

Alcanzar los propios motivos ocultos

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Hay que amar la verdad; se debe cuestionar cada verdad de la vida hasta alcanzar los propios motivos ocultos. Se debe amar a la humanidad, estar dispuesto a simpatizar con las almas que sufren, a meterse en la piel de los demás y ver el mundo a través de sus ojos. Es preciso amar las sensaciones, es decir, tener el deseo de mimar no solo los sentidos físicos sino también los internos. Hay que amar los sueños, el placer de dejarse llevar tranquilamente por la imaginación con el único objetivo de ver hasta dónde nos lleva, y dejarse fascinar por el humor y alegrarse por esa gracia salvadora que nos devuelve el equilibrio en la vida.

Robert McKee. El guion

Creer que son sueños

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Tales son las paradojas que fragua nuestra conciencia para permitirnos vivir nuestras contradicciones: mientras que algunos sueños impregnan nuestra realidad hasta el extremo de que se incrustan en ella como si fueran hechos probados, nuestro entendimiento, por el contrario, hace que experimentemos ciertos momentos de la vida presente como tan apartados de nuestro marco cotidiano que sería fácil creer que son sueños, o que ya pertenecen al pasado, lo cual nos autoriza a concederles tan poca importancia como si en efecto se tratara de quimeras o de viejos recuerdos. 

Catherine Millet. Celos

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