Yo veo una conexión entre nuestra violencia, aparentemente imposible de resolver, y la repetitiva insipidez que atesoramos. Según nos ha enseñado durante siglos la tradición, el alma necesita de la profunda y desafiante gracia de Marte, que lo enrojece todo a su alrededor con el resplandor apasionado de la vida, aporta a toda acción un punto de creatividad y siembra a cada momento y en cada suceso las semillas del poder.
Cuando se hace caso omiso de Marte y se lo devalúa, se lo está forzando a aparecer en forma de fetiche y a expresarse en comportamientos violentos. Marte es infinitamente más grande que la expresión personal de la cólera. Creativo y destructivo, es la vida lista para la lucha.
Thomas Moore. El cuidado del alma