La turbación de nuestra alma es como la juzgara Lucrecio: Tal como tiemblan los niños y entre las tinieblas todo les da miedo, así nosotros temblamos a plena luz. Pues bien, ¿no son más insensatos que cualquier niño los que andan medrosos a plena luz? Pero Lucrecio es falso. No…
Todo aquello que nos procura la ley del nacimiento o el temperamento del cuerpo no nos abandonará por más que el alma trate por largo tiempo y con toda energía de desasirse de ello. No hay ninguna de estas cosas que pueda evitarse, ni tampoco que pueda provocarse. Séneca. Cartas a…