El honor, en fin, constituye un gran impedimento porque para lograrlo es preciso vivir según la manera de ver de la gente, es decir, huir de lo que ella huye y buscar lo que ella busca.
Baruch Spinoza. Tratado de la reforma del entendimiento
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
El honor, en fin, constituye un gran impedimento porque para lograrlo es preciso vivir según la manera de ver de la gente, es decir, huir de lo que ella huye y buscar lo que ella busca.
Baruch Spinoza. Tratado de la reforma del entendimiento
Hay hombres cuyo espíritu es completamente ciego, sea de nacimiento o por prejuicios, es decir, debido a algo externo. En efecto, ni siquiera poseen conciencia de si mismos: si afirman cualquier cosa o dudan de ella, no saben que afirman o que dudan; dicen que no saben nada y hasta declaran ignorar que no saben nada; esto mismo lo dicen con restricción, pues temen confesar que existen, puesto que como nada saben, deben callar por temor de admitir algo que huela a verdad.
Baruch Spinoza. Tratado de la reforma del entendimiento
Se inquietaba mi alma por saber si acaso era posible instituir una vida nueva, o cuando menos adquirir alguna certeza respecto de ello, sin cambiar el orden antiguo ni la conducta ordinaria de mi vida. Muchas veces lo intenté en vano. Pues lo más frecuente en la vida, lo que los hombres, según puede inferirse de sus acciones, consideran como el bien supremo, se reduce, en efecto, a estas tres cosas: riqueza, honor y placer sensual.
Baruch Spinoza. Tratado de la reforma del entendimiento
Muchas afirmaciones y negaciones nacen porque la naturaleza de las palabras se acomoda a ello, pero no la naturaleza de las cosas; por eso, si ignoráramos esto, tomaríamos fácilmente lo falso por lo verdadero.
Baruch Spinoza. Tratado de la reforma del entendimiento
Algunas veces vemos hombres tan afectados por un objeto, que, aunque no esté presente, ellos creen hallarse frente a él; y si esto acontece a un hombre que no se encuentra durmiendo decimos que delira o que está loco. No se considera menos locos a quienes se sienten inflamados de amor y no sueñan con otra cosa, día y noche, que con una mujer o con una prostituta, porque nos mueven a risa. Pero al avaro, aunque no piensa más que en la ganancia o en el dinero, y al ambicioso que no piensa más que en la fama, no se les considera locos porque resultan nocivos y dignos de ser odiados. En verdad, empero, la avaricia, la ambición, la lujuría, etc., constituyen una clase de locura aunque no se las cuente entre las enfermedades.
Baruch Spinoza. Ética