Y ella y sus amigas se prodigan tanto en los fogones para sus maridos no porque los amen, sino porque temen la inenarrable comparación siempre al acecho que los hombres pueden hacer entre esposas y madres. Es esta competencia hasta el último aliento entre esposas y suegras lo que da cohesión a la República italiana y mantiene unidos a tantos matrimonios, qué os pensáis.
Paolo Sorrentino. Todos tienen razón