No soporto a los de miras amplias, tolerantes y desprejuiciados. Siempre correctos. Siempre perfectos. Siempre intachables. Todo está permitido, excepto el asesinato. Los criticas y ellos te agradecen la crítica. Los desprecias y ellos te lo agradecen de buena gana. En resumen, te ponen en un compromiso. Porque boicotean la maldad. Por tanto, son insoportables. Te preguntan: «¿Cómo estás?» y de verdad quieren saberlo. Un disgusto. Pero, por debajo de ese interés desinteresado, en algún lugar, incuban puñaladas.
Paolo Sorrentino. Todos tienen razón