Todo retrato es una confidencia íntima; nos cuenta, no lo que es el retratado, sino lo que desea ser.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Todo retrato es una confidencia íntima; nos cuenta, no lo que es el retratado, sino lo que desea ser.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
A la manera de las plantas son los hombres: vegetan en paz mientras viven apartados; mas, en cuanto constituyen bosque y, por tanto, se apiñan demasiado, luchan encarnizadamente por la luz, el aire, el agua y la tierra. No sin razón se ha podido afirmar que la moralidad de una ciudad está en razón inversa del número de sus habitantes.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
No creeré en la emancipación política de la mujer mientras no la vea emanciparse primero de la tiranía del modisto.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
Entre el pequeño propietario rural, elemento básico y conservador de toda nacionalidad, y el proletario de la ciudad, existirán siempre, a despecho de predicaciones socialistas, comunistas y sindicalistas, antagonismos más irreductibles que entre el aristócrata y el pordiosero.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
Los débiles sucumben, no por ser débiles, sino por ignorar que lo son. Lo mismo les sucede a las naciones.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
Por ignorante y limitada que sea una persona, tiene siempre un asunto interesante que contar: su autobiografía. Nuestra vida constituye un hecho nuevo, como nuestra fisonomía dibuja un busto original. Sin duda que en las vidas vulgares se encuentran relativos paralelismos, pero casi nunca en las existencias movidas y dramáticas. Sintamos orgullo al pensar que nuestra trayectoria individual, al modo de la de los astros, sigue en el espacio y en el tiempo un camino que ningún otro ser recorrerá estrictamente.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
No hay gentes más egoístas que las que alardean de hipersensibles. Por ahorrarse la pena de presenciar el ajeno dolor son capaces de abandonar a la persona más querida.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
De igual modo que hay una honradez de la voluntad, hay una honradez del entendimiento: estudiar a fondo las cosas y saber cambiar desinteresadamente de opinión.
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
Jamás discutamos con fanáticos empedernidos. Porque no contendemos con un hombre, sino con un ejército formidable, cuyos aliados invisibles, apostado a retaguardia del tiempo y del espacio, no pueden oírnos. Guardando las espaldas a nuestro contrincante están los modeladores de su cerebro y de sus ideas, es decir, sus padres, maestros y amigos, la casta social a que pertenece y, en fin, el innumerable séquito de muertos ilustres, que nos oponen su orgullo dogmático y sus errores a veces interesados. ¿Cómo vamos a convencer a difuntos y ausentes?
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café
Nada odia más el fanático que al audaz contradictor de su verdad; porque, por más que alardee de imparcial, allá en el fondo de su conciencia no está muy seguro de aquella y mira con horror a cuantos le disputan el tesoro de su fe, a la que debe, aparte la tranquilidad del ánimo, el inestimable don del ahorro del pensamiento. De mí se puede decir que, por haber olvidado este consejo -harto vulgar por otra parte-, he perdido docenas de amigos. Aunque bien miradas las cosas, ¿merecen el nombre de tales quienes, en su intransigencia dogmática, pretenden arrebatarnos el excelso privilegio de discurrir por cuenta propia?
Santiago Ramón y Cajal. Charlas de café