A medida que, con la mengua de sus salarios y la eliminación de su protección social, los individuos se vuelven más pobres, el neoliberalismo les ofrece compensación mediante la deuda y el reparto de acciones. De este modo, los sueldos o los salarios diferidos (las pensiones) no aumentan, pero la gente tiene acceso a créditos para el consumo y se la anima a preparar su jubilación mediante una cartera personal de acciones; la gente ya no tiene derecho a la vivienda, sino acceso a un crédito hipotecario; ya no se tiene derecho a una educación superior, pero se pueden pedir préstamos estudiantiles; la protección mutua y colectiva contra los riesgos es desmantelada, pero se anima a la gente a acogerse a los seguros privados. Así, sin sustituir todas las relaciones sociales existentes, el nexo acreedor-deuda acaba asfixiándolos: los trabajadores se convierten en trabajadores endeudados (tienen que pagar a los accionistas de la empresa por darles trabajo); los consumidores se convierten en consumidores endeudados; los ciudadanos se convierten en ciudadanos endeudados, y tienen que responsabilizarse por la parte que les corresponde de la deuda de su país.
Slavoj Žižek. Problemas en el paraíso