Las personas con dietas y ejercicios de respiración y demás, son usualmente sepulcros caminantes, ¡algunos de ellos blanqueados! El animal que piensa en su salud, ya está enfermo.
Aleister Crowley. A.M.R.I.T.A: Magick Sexual y Rejuvenecimiento
Frases y fragmentos de libros que te harán pensar
Las personas con dietas y ejercicios de respiración y demás, son usualmente sepulcros caminantes, ¡algunos de ellos blanqueados! El animal que piensa en su salud, ya está enfermo.
Aleister Crowley. A.M.R.I.T.A: Magick Sexual y Rejuvenecimiento
La naturaleza humana reclama (en la mayor parte de los casos) la satisfacción del instinto religioso, y para la mayoría, esto se logra por medio de ceremonias. Por tanto, mi deseo fue el de diseñar un ritual a través del cual la gente pudiera entrar en éxtasis, tal como lo ha hecho siempre bajo la influencia de los rituales apropiados. En los años recientes esto ha sido cada vez más difícil de conseguir, ya que los cultos establecidos chocan con las convicciones intelectuales de las personas, y ultrajan su sentido común. Como consecuencia, la mente de la gente termina criticando el poco entusiasmo que podrían sentir, y así quedan imposibilitadas para consumar la unión de sus almas individuales con el alma universal, de la misma manera que un novio no podría consumar su matrimonio si se le recordara continuamente que sus sentimientos son intelectualmente absurdos.
Aleister Crowley. The Confessions of Aleister Crowley
El choque de civilizaciones no es una invención moderna, pues ha acompañado a la humanidad a lo largo de toda su historia. Sin embargo, hay que tener presente que el conflicto, el choque, no es más que una forma –y no necesariamente inevitable– de contacto entre civilizaciones. La otra, que se da incluso con más frecuencia, consiste en el intercambio, que a menudo se produce al mismo tiempo y en el mismo marco que el choque.
Ryszard Kapuściński. Encuentro con el Otro
La experiencia humana demuestra que en un primer momento el hombre, por un reflejo, reacciona ante el Otro con desconfianza, recelo, aprensión y a veces incluso con hostilidad. Todos nosotros, miembros del género humano, a lo largo de la historia nos hemos asestado demasiados golpes, nos hemos infligido demasiado dolor, para que las cosas sean de otra manera. De ahí que civilizaciones enteras se distinguieran por su sentimiento de excepcionalidad y su ostracismo frente al Otro.
A los no griegos, los griegos los llamaban bárbaros, es decir, seres que emitían balbuceos incomprensibles; y como no había manera de entenderlos, más valía mantenerlos a distancia. A distancia y en inferioridad. Para separarse de los Otros, los romanos levantaban sus limes, grandes redes de fronteras fortificadas. A los que llegaban de ultramar los chinos los llamaban Yang Kui, o sea, monstruos marinos, y también intentaban mantenerlos a raya.
Ryszard Kapuściński. Encuentro con el Otro
La desaparición del mundo campesino del globo es una de las más grandes paradojas del mundo contemporáneo, porque producimos una cantidad de comida cada vez menor en proporción a una población en continuo crecimiento. La liquidación del mundo campesino, que es un fenómeno social y económico a escala mundial, consiste en un acto suicida global.
Ryszard Kapuściński. Los cínicos no sirven para este oficio
Dado que el bien y el mal son partes iguales de la naturaleza humana, el mal vence al bien con tanta frecuencia como el bien conquista al mal. Somos tanto ángeles como diablos. Si nuestras naturalezas se desviaran aunque fuera un poco hacia uno u otro, todos los dilemas sociales se habrían resuelto hace siglos. Pero estamos tan divididos que nunca sabemos, de un día para otro, cuál seremos. Un día construimos la catedral de Notre Dame y al siguiente Auschwitz.
Robert McKee. El guion
Por instinto, todo hombre supone que su constitución psíquica, por personal que sea, pertenece a la «condición humana» y que cada uno, dentro del conjunto, es semejante a los demás, es decir, a él mismo. El hombre espera esta semejanza de su mujer; la mujer, del hombre; los padres, de los hijos; los hijos, de los padres, etc. Es como si cada uno mantuviera con su mundo interior las relaciones más inmediatas, íntimas y pertinentes, y como si el alma personal representara al alma de toda la humanidad, de suerte que no hubiera obstáculo en conferir, por generalización, un valor universal a lo que se encuentra en sí mismo. El sujeto es presa de un asombro sin límites, se siente entristecido, asustado e incluso exasperado cada vez que esta regla no se confirma manifiestamente, es decir, cada vez que descubre que otro ser es realmente otro.
Carl Gustav Jung. Los complejos y el inconsciente
La humanidad, en el trascurso de los tiempos, se ha metido innumerables veces en callejones parecidos de los que nadie veía salida, pues todo el mundo estaba ocupado, dentro de su situación personal, en encontrar sabios planes. Nadie tenía el valor de confesar que el fracaso era general. Y, sin embargo, de pronto, de una forma inesperada, la pesada máquina empezaba de nuevo a funcionar, de suerte que es siempre la misma vieja humanidad la que continúa existiendo, a pesar de sus transformaciones.
Carl Gustav Jung. Los complejos y el inconsciente
Un instinto rudimentario del egoísmo debe existir en cada especie de los tres reinos naturales de la convencional clasificación escolástica. Las formas de cristalización, las formas de florecimiento en las plantas, las formas somáticas de los animales, son instintos del egoísmo separador, al cual tienden, sin éxito, todos los individuos y todas las unidades.
El caos, en el secreto cabalístico, excluye la idea de la combinación química y acentúa aquella de la separación como instinto, aproximándose a la mezcolanza. Si al Caos le hubiese sido agregado el principio femenino que existe y preside a las formas en el Universo, no hubiese tenido formas, porque aquello que preside la fusión de las sustancias de naturaleza separada es un principio femenino, al cual se le da el nombre de Amor entre los seres de forma humana.
Giuliano Kremmerz. El tarot y la filosofía
Pero a lo largo de la historia humana se ha percibido la expresión de la individualidad como una amenaza para el orden establecido. Pese al entusiasmo con que se declara defensora del individuo, nuestra cultura favorece de muchas maneras el conformismo. La insipidez y la previsibilidad de la vida moderna nos tranquilizan agradablemente. Dondequiera que vayamos, nos costará encontrar una tienda o un restaurante que tenga algo que lo distinga.
En las zonas comerciales, restaurantes, cines, en todas partes nos encontramos con la misma ropa, las mismas marcas, los mismos menús, las mismas películas, la misma arquitectura. En la costa este de Estados Unidos nos podemos sentar en un restaurante idéntico a aquel donde estuvimos sentados en la costa oeste. Sin embargo, según dice el psicoanálisis, la repetición es la muerte. Nos defiende del ajetreo de la vida individual, buscando la mortífera paz de una cultura que ha desterrado la sorpresa.
Thomas Moore. El cuidado del alma